Capítulo 1

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Ya estaba sirviendo el último café del día. Dicen que el olor amargo de tal bebida mañanera hace que hasta el más joven pida una taza, pero después de tener ese aroma todo el día pegado a su nariz, Andrew ya quería reemplazarlo por algo diferente, por algo mejor. Con suerte, con el perfume de una mujer joven y hermosa que lo cautivara a primera vista.

Andrew Moore era como cualquier otro hombre. Desde pequeño siempre tuvo la extraña sensación de que cuando creciera, realizaría cosas grandes y sería conocido ante los demás. Claro que cuando creció y se dio cuenta de cómo es la vida real, de cómo es el mundo de los adultos, entendió que no sería tan fácil. Esa afición por ser admirado por los demás podría notarse... positiva. Ciertamente, lo era. Para aquel entonces sólo debía impresionarse a sí mismo, sólo debía importarle lo que él pensara. ¿Pero no es siempre así? ¿Acaso no debemos sólo preocuparnos de lo que nosotros mismos digamos o hagamos?

Como todos los días cogió su abrigo del perchero de la cocina del lugar y se fue. Abrió la puerta del local y sonó la campanita que suena en todas las películas hollywoodenses de tiendas de segunda mano. A Andrew en lo personal esa pequeña campanita le disgustaba. Con la llegada y salida de cada persona, esa pequeña alarma los distraía. Más café pensaba al escucharla.

Sin embargo continuó con su caminata subiendo la empinada calle. Bajarla era fácil, subirla era todo un maratón. No es que fuese un gordo perezoso o que no le gustara hacer ejercicios, la cuestión era que siempre que la subía era porque el día había terminado. Estando cansado era más tedioso que bajarla en la mañana cuando estaba bien despierto.

Caminó unas calles más hasta llegar a lo que ellos llamaban "El Santuario". Algo un poco irónico para lo que dentro del lugar hacían, para cómo se comportaban dentro del local. Cruzó la calle hasta el bar donde vio al guardia en la puerta.

-Joe.

-Andrew -dijo Joe mientras estrechaban manos-. ¿Cómo está todo?

-No me quejo Joe, Buenas noches -dijo Andrew mientras golpeteaba suavemente la espalda del guardia. Un buen hombre.

-Buenas noches Sr. Moore.

Andrew Moore sintió una especie de sosiego al entrar en el bar. A pesar de la música y la cantidad de gente bailando, besándose y demás... tuvo esa sensación que tienes al recordar viejas historias del pasado. Caminó hasta la barra y se sentó en uno de los taburetes modernos color negro.

-Jerry, ¿qué tal?

-Sr. Moore, ¿qué le puedo ofrecer esta noche? -dijo el barman entre los sonidos de la música.

-Un escocés por favor.

-Enseguida.

-Gracias Jerry -dijo Andrew girando la cabeza hacia sus lados como intentando buscar a alguien.

-Aquí tiene Señor.

Andrew hizo un gesto de agradecimiento con su rostro y bebió un poco. Mierda... esto es el cielo.

-Veo que empezaste sin mí -musitó una voz a su lado.

-Me preguntaba cuándo llegarías.

-¿Cómo estás Andrew? -dijo Sam mientras se abrazaban.

-Sam. ¿Todo bien?

-Como siempre, lo usual.

-Por supuesto.

El SantuarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora