Sam Smith había recibido esa última noticia con algo de sorpresa. Si bien ya notó algo sospechoso la primera vez que Andrew nombró a Claire y en la forma en cómo la mencionó, no pensaba que fuera en serio. Quizás tan sólo era una idea del momento, pero ahora entendía que no fue así. Como que todas las piezas encajaban perfectamente: la primera vez que la mencionó y el querer ir a la Porn-Con. ¡Claro! ¡Para eso quiso ir! Pensó Sam.
Andrew seguía con la cabeza apoyada en la barra, aún se sentía decepcionado. Tuvo una gran oportunidad y la había desaprovechado. Incluso Claire le había hablado. Si tan sólo hubiese caminado hacia ella un poco más rápido. Eres un idiota se repetía mentalmente Andrew.
-Entonces... ¿Te gusta una actriz porno? -preguntó Sam levantando ambas cejas.
-Sí... pero no es como tú lo piensas. No es que quiera sólo tener sexo con ella y ya. Porque muchos pueden decir "Me gusta tal actriz..." y sólo quieren cogérsela.
-Creo que es porque es un poco difícil enamorarse de una actriz porno.
-A ver, ¿por qué? -preguntó Andrew que ya se encontraba erguido de nuevo.
-Bueno... Claire debe tener sexo con al menos unos cinco tipos diferentes al mes. Depende de cuántas tomas haga. Cualquiera que se meta en internet y escriba su nombre en cualquier buscador, podrá verla totalmente desnuda. Su trabajo es satisfacer no sólo a un hombre, que sería con el que hace la película, sino a todos los hombres que ven sus videos para... tú sabes, no me gusta hablar de hombres y sus penes.
Andrew rio por lo último y luego volvió a enseriarse. Sabía que todo lo que Sam le había dicho era cierto. ¿Podría él aguantar eso? ¿Ver a su novia teniendo sexo con diferentes hombres todos los días? Era muy difícil vivir con una realidad así. No lo había visto desde ese lado, desde ese punto de vista. Por eso era tan especial el Santuario, por eso es tan especial tener a alguien que encienda la luz de la verdad que a veces no queremos ver para no arrepentirnos.
¿Por qué complicarse así? ¡Carajo! Hay siete mil millones de personas en el mundo y a mí me viene a gustar una actriz porno... pendejo pensaba Andrew. Era extraño, la otra noche le había encontrado tanto significado a la locura que pensaba hacer. Era como si valiera la pena a pesar de lo difícil que sería estar con ella. Entonces Andrew recordó qué había sido lo que lo hizo querer continuar.
-Ya lo sé... créeme que he pensado en eso -dijo Andrew mientras se pasaba la mano por los ojos.
-¿Entonces? ¿Por qué aún quieres meterte en ese hueco? -preguntó Sam mientras se reía-. "hueco"... que perfecta esa pregunta.
Andrew también rio y lo vio con cara de poca seriedad.
-Porque... pienso que puedo alejarla de ese trabajo.
-¿Perdón? -preguntó Sam entrecerrando los ojos un poco.
-Sí, demostrarle que hay muchísimos trabajos en el mundo. Además, no creo que cuando era una niña quería ser de grande una actriz porno. Es cuestión de hacer lo que uno quiera en la vida. Y ella está bloqueando eso...
-¿Así como tú? -preguntó Sam.
-Exacto... yo soy la prueba viviente de eso. Pero ahora todo se fue al carajo, mi oportunidad de hablarle era en la Porn-con, pero nunca lo hice.
-Puedes enviarle un correo a ella o su agente, quizás te respondan.
-Sí... puede ser... lo intentaré.
-Quiero que sepas que... aunque esto funcione o no, eres un pendejo en niveles nunca antes vistos. Hay siete mil millones de personas en el mundo y a ti te vino a gustar una actriz porno...
-Créeme que no es la primera vez que lo pienso.
Sf