El departamento de Claire era un poco más grande que el de Andrew. Su sala estaba divida en dos secciones: en una podías simplemente sentarte a hablar con gente. En la otra había un televisor grande de 48 pulgadas que encajaba perfecto con los muebles. Tenía dos dormitorios, uno para dormir y otro que Claire utilizaba para descansar. Había una pequeña biblioteca y una computadora de último modelo.
Es extraño pensar cómo podría ser la casa de un actor porno. Sin embargo, ahí, el error es nuestro. Dejar de pensar que siguen siendo personas, que no importan en o que trabajen o en lo que hagan, siempre serán personas.
Claire Reed se terminaba de bañar. Constantemente le gustaba verse desnuda en un espejo grande que llegaba del piso al techo y que se encontraba justo en la entrada del cuarto. Tenía un cuerpo de envidiar. Sus piernas eran regordetas y hacían una buena pareja con su mayor atributo: dos C perfectamente simétricas. Su trasero era envidiado por todas las mujeres que pasaban a su lado. No era gigante, no era pequeño. Tenía las proporciones perfectas. Su abdomen era liso. Sin marcas de piel ni cicatrices. Sus pechos no eran los más grandes del mundo. Estaban más bien por debajo del promedio. Sin embargo, a Claire no le importaba. Con un culo grande y tetas grandes parecería la chica más explotada de la ciudad.
De pronto, mientras terminaba de ponerse los pantalones, su móvil sonó.
-¿Aló?
-Claire -expresó con entusiasmo Evans-. Es Evans. Era para recordarte que hoy tenías una grabación. Donde siempre, estudio... cinco. Estudio cinco.
-Sí, está bien, ya me estaba preparando. Salgo en un momento.
-Yo estoy aquí ya. Estoy arreglando unas cuestiones de contrato con el productor y luego me voy. Cualquier cosa me avisas.
Claire Reed cogió el labial y se denotó los labios tanto como de costumbre. Ese rojo intenso era conocido por todos en la industria. Un poco de rubor en las mejillas y estaba lista. Bajó en el ascensor de su casa y se montó en su Camaro. Lo encendió y manejó a toda velocidad.
No había tenido tiempo de pensar en la noche anterior. Sin embargo, mientras manejaba comenzó a hacerlo. Andrew Moore se había comportado con ella como nunca un hombre lo hizo. Lograba recordar que en bachillerato tuvo algunos novios. Más de los que yo quisiera. Fue una época tonta en cuanto a ese aspecto. Y en la universidad... No quiso seguir. De todas maneras, Andrew había demostrado no ser otro del montón.
Era la primera cita que tenía en... muchísimo tiempo. Hacía mucho tiempo que no sentía que alguien la quería. Hacía mucho tiempo que no hablaba con alguien por el simple hecho de hablar... se sentía extrañamente bien.
Pero ahora era tiempo de regresar a su vida normal. Debía seguir con su vida cotidiana. Debía seguir trabajando y las cosas de siempre. Claro que me gustaría seguir viendo a Andrew... aunque no sé cómo podría llevar ambas cosas a la vez. Decidió que debía concentrarse en la película de hoy y luego tendría tiempo para pensar en aquello.
Llegó al estudio. Estacionó su Camaro frente a la puerta del lugar y se bajó. Claire se veía tan sensual como siempre. Saludó a todos los que le pasaban por un lado y fue directo a su camarote a maquillarse un poco. Agitó un poco su cabello con la mano y se quedó viendo al espejo. Vio de cerca sus ojos y de pronto, las palabras de Andrew resonaron por toda su mente. "No pude dejar de ver tus ojos verdes. Eran como si me obligaran a querer mirarte todo el día". Se removió la pollina con su mano y sonrió mientras bajaba su mirada. Casi olvidaba dónde estaba y qué iba a hacer.