Finalmente el día había llegado. La Porn-Con abría sus puertas, daba inicio a su semana de exposiciones compuesta por galerías de fotos, conferencias, stands de los actores, cortometrajes de próximas películas a estrenar. Contaban con un alto presupuesto para el alquiler y montaje del lugar. A pesar de ser un tema que no es tan aceptado en la sociedad, o al menos no libremente, parecía un gran emporio dispuesto a hacer lo que fuese para ganar, cada vez más, todos los clientes que pudieran.
Andrew y Sam estaban esperando en la fila para entrar. Ambos tenían puesto un carnet con sus nombres y el permiso requerido para entrar a cualquier parte del recinto. Dos guardias revisaban las entradas justo en la puerta principal. Una vez que entraron, entendieron que el mundo de la pornografía no era una tontería.
Música, luces, personas aquí, personas allá, fotógrafos, actrices porno, stands, pequeños locales donde vendían todo tipo de juguetes sexuales, películas y pequeños recuerdos como camisas, chapas, afiches.
-Carajo... -susurró Sam que no creía lo que veía.
-Esta vaina es más arrecha que una exposición de la comic-con. Ven, caminemos a ver qué más hay.
Andrew y Sam comenzaron a adentrarse entre los stands y los largos pasillos llenos de flashes y pocos centímetros de ropa. De vez en cuando se quedaban a escuchar alguna pequeña charla que daban algunos hombres en traje.
-Deben ser los... ¿cómo se llaman? -preguntó Andrew.
-¿Representantes?
-Eso, representantes.
Estuvieron caminando durante una media hora, viendo por aquí y por allá. Comprando recuerdos, comiendo y hasta Sam logró conseguir un beso de una de sus actrices favoritas. Estaban en una especie de Disneyland para ellos. No obstante, Andrew aún no encontraba a Claire Reed. Casi olvidaba el verdadero motivo por el cual estaba allí: hablar con Claire. Sin embargo, Sam le dijo que entraría a un pequeño auditorio a ver una charla en contra de la pornografía infantil. Le parecía excelente que hubiesen hecho algo así. Andrew aprovechó y comenzó a buscar a Claire.
-Carajo... ¿dónde está? -musitó Andrew.
Veía hacia todos lados. Había actrices caminando por doquier, había gente recorriendo todos los pasillos, todos estaban tan alegres y joviales. Andrew estuvo rondando por todo el lugar hasta que vio un puesto de información. Decidió que era mejor preguntar.
-Buenas tardes -dijo Andrew.
-Buenas tardes, ¿cómo puedo ayudarlo? -dijo una chica de cabello ondulado.
-¿Podría decirme cuál es el stand de Claire Reed?
-Sí, un momento.
La chica comenzó a buscar dentro de su computadora y segundos después ya lo había conseguido.
-El stand es el 24-C.
-Gracias.
Andrew comenzó a recorrer los pasillos pero esta vez horizontalmente. Pasó de ver el pasillo A, al B, hasta que llegó al C. Como era el número 24, sería uno de los últimos, así que tardaría un poco en llegar al stand.
-Nunca había estado en un lugar con tanta gente -dijo Andrew-. Ni siquiera en el café.
Finalmente ahí estaba. El stand de Claire Reed. Era totalmente blanco pero con su nombre en grande color negro y un borde rojo eléctrico. Tenía pequeños destellos rojos que acompañaban el nombre. Eran unas estrellas que iban desde la más grande y brillante hasta las más pequeña y opaca. Estaba tan feliz, sentía que ya la vería, aunque no había nadie en el stand. Las pequeñas luces ya estaban apagadas. Fue cuando comenzó a pensar que había llegado tarde, que no pudo...
-Disculpe -le dijo una chica a Andrew que necesitaba llegar al stand.
-Sí claro... -dijo Andrew mientras se volteaba para dejar pasar a la chica.
-¡Voy Evans! -gritó la chica que había recogido un pequeño bolso del piso del stand-. Si mi representante me sigue consiguiendo más sesiones de fotos, moriré.
-Sí...cierto... -le respondió Andrew a la chica mientras quedaba petrificado.
Era Claire Reed.