Acto III; Escena III

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Venecia. -Una calle.

Entran SHYLOCK, SALARINO, ANTONIO y un carcelero.

SHYLOCK.- Carcelero, vigiladle. No me habléis de clemencia; ahí


está el imbécil que prestaba dinero gratis. Carcelero, vigiladle.


ANTONIO.- Escuchadme aún, mi buen Shylock.


SHYLOCK.- Quiero que las condiciones de mi pagaré se cumplan; he


jurado que serían ejecutadas. Me has llamado perro cuando no tenías


razón ninguna para hacerlo; pero, puesto que soy un perro, ten


cuidado con mis dientes. El dux me otorgará justicia. Me extraña,


inútil carcelero, que seas lo bastante idiota para salir con él


cuando te lo pide.


ANTONIO.- Te lo ruego, escúchame.


SHYLOCK.- Quiero que se cumplan las condiciones de mi pagaré; no


quiero escucharte; por consiguiente, no me hables más. No haréis de


mí uno de esos buenazos imbéciles, plañideros que van a agitar la


cabeza, ablandarse, suspirar y ceder a los intermediarios


cristianos. No me sigas; no quiero discursos; quiero el cumplimiento


del pagaré. (Sale.)


SALARINO.- Es realmente el perro más impenetrable a la piedad que


haya tratado en la vida con los hombres.


ANTONIO.- Dejadle tranquilo; no le fatigaré más con súplicas


inútiles. Pretende mi vida, y sé por qué; a menudo he sacado de sus


garras a los deudores que venían a gemir ante mí; por eso me odia.

SALARINO.- Estoy seguro de que el dux no otorgará jamás la


ejecución de ese contrato.


ANTONIO.- El dux no puede impedir a la ley que siga su curso, a


causa de las garantías comerciales que los extranjeros encuentran


cerca de nosotros en Venecia; suspender la ley sería atentar contra


la justicia del Estado, puesto que el comercio y la riqueza de la


ciudad dependen de todas las naciones. Por tanto, marchemos; estos


disgustos y estas pérdidas me han aplanado tanto, que apenas si


estaré mañana en estado de suministrar una libra de carne a mi cruel


acreedor. ¡Vamos, carcelero, marchemos! ¡Dios quiera que Bassanio


venga para verme pagar su deuda, y después no tendré ya más


preocupaciones. (Salen.)

El Mercader de VeneciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora