Capítulo 1.

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Observó la pantalla de su celular encendida, mostrando que el mismo número bloqueado la llamaba por séptima vez en menos de una hora. Le costaba respirar con normalidad debido al miedo que la invadía. Contestó.

- ¿Quién eres?- preguntó jadeante. Esperó por interminables segundos, pero nadie respondió. Solo escuchaba una respiración, calma y tranquila, como si nada pasara. - Maldición, ¿¡dónde demonios las tienes!?- exclamó, segura de que él era quien se había llevado a sus amigas.

Al volver a la mansión de sus padres en las afueras de Londres después de una noche de fiesta, no encontró a ninguna de sus amigas allí como habían acordado. Las cerraduras habían sido forjadas y todo el lugar estaba desordenado. Ahora estaba casi segura de que ella sería la próxima en desaparecer.

- ¿Qué quieres?- preguntó murmurando, aterrada.

- A ti. Te quiero a ti, Juliette Cassidy O'Connel.- respondió, frío y mecánico sin despegar la espalda de la pared. Tenía una vista perfecta de la joven millonaria desde allí, sentada en el suelo. Se veía realmente exquisita con ese vestido negro sin mangas y con espalda descubierta.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Juliette al escuchar sus palabras.

- Escúchame bien, te diré lo que harás ahora, linda. Y que ni se te ocurra desobedecerme...

- ¿O qué?- se atrevió a preguntar firmemente. - ¿Qué se supone que me harás si no te obedezco, maldito?

Lo oyó reír fuertemente. La carcajada resonó en toda la casa, vacía. Estaba allí.

- Tendré que ir yo mismo a buscarte, y no será bueno... para ti. Yo me la pasaré muy bien de seguro.- volvió a reír. - Ahora, sal de la casa. Ya. Te espero afuera, y no intentes escapar si no quieres que alguna de esas putas termine en el fondo del Thames. Ya sabes, tus amigas.

Juliette arrojó el móvil al otro lado de la habitación. Se paró lentamente, observando a todos lados. Caminó unos pasos hasta la puerta de la habitación, no había nadie allí. Continuó caminando sigilosamente hasta la entrada, donde la puerta estaba abierta. No había nadie afuera tampoco. Una idea fugaz atravesó su mente en ese momento, tal vez aún tenía tiempo de escapar. Tal vez lograría llegar a su auto si corría, sí... Eso hizo, comenzó a correr desesperadamente hasta la acera, donde algo la hizo tropezar y caer al suelo helado. Sintió el sabor de la sangre de su labio inferior al chocar contra el pavimento.

- ¿Intentando escapar, Juliette? Creo haberte dicho que no hagas eso, preciosa...- oyó la misma voz masculina detrás de ella. Volteó apenas un poco, cuando el sujeto la tomó de un brazo, adueñándose de su frágil cuerpo. La rodeó con unos fuertes brazos, volteándola y colocando un pañuelo sobre su rostro, para evitar que gritara. Juliette pronto notó que el pañuelo tenía un olor peculiar, ¿acaso era...? Sí, Rohypnol, un fuerte somnífero que hizo que fuera perdiendo la consciencia de a poco. - ¿Sabes qué? Eres realmente hermosa...- murmuró apretando su cuerpo aún más contra el suyo. Hundió el rostro entre su cabello rizado, aspirando su perfume y la suave fragancia de su piel. Era deliciosa, cómo lo ponía... - La pasaremos bien juntos.- susurró sonriente.

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