Capítulo 14.

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- Hazlo.- determinó ella, completamente segura.

Zayn miró directamente a sus ojos, era cierto, en serio lo quería. Sonrió. No lo pensó dos veces. Le arrancó la toalla y se acomodó sobre su cuerpo, sosteniendo su peso sobre sus codos. No resistiría mucho más, en ese momento lo único que quería era penetrarla con toda la intensidad que fuera posible.

Sintió cómo rozaba sus labios vaginales con su perfecta erección, lista para ella, para hacerla gozar. Poco a poco comenzaba a mojarse, podía sentir la humedad dentro, entre sus piernas. Lo necesitaba, necesitaba sentirlo dentro de su cuerpo, llenándola por completo. Soltó un débil gemido, haciendo que Zayn se excitara aun más.

Besó su cuello. El solo hecho de pensar que tenía el cuerpo de Juliette junto al suyo, desnudo y solo para él, lo hacía agitarse, jadeante y necesitado. Se inclinó un poco más para besar uno de sus senos, abriendo la boca levemente, disfrutando de ese dulce sabor en su lengua; la piel de Juliette, que tanto había deseado. Mordió el pezón con delicadeza.

- Ah...- gimió ella. Se estremeció por completo. - Mmmh...- volvió a decir. Zayn cambió de pecho. - Oh, sí... sigue...

- Voy a hacerte esto y mucho más, preciosa...- sonrió él.

- Dímelo...- le rogó ella, antes de que él pudiera inclinarse para saciarla mucho más. - Dime lo que me harás...

Volvió a sonreír, deseoso. De tan solo pensar en lo que venía...

- Abre las piernas.- le ordenó. Juliette lo hizo, mientras él posicionaba nuevamente su pene rozó suavemente sus labios vaginales, sintiendo que le apretaba la espalda, deseosa por tenerlo adentro de una vez. - ¿Quieres saber lo que te haré, muñeca?

- Sí...- dijo ella, exhausta. Quería escuchar palabras eróticas de su boca. Palabras que la excitaran más.

- Te voy a follar, cariño, te la voy a meter tanto... tan adentro que vas a gritar,- Zayn tomó impulso, su miembro entró con fuerza al sexo de Juliette, quien solo entreabrió los labios y soltó un respiro. - y vas a pedirme más,- susurró adentrándose en su cuerpo. - y más.- se hundió completamente.

Juliette contrajo la respiración.

- Ah...- soltó un pequeño suspiro. Zayn se separó, para poder mirarla, para poder gozar de ese enorme privilegio. Verla así de excitada, jadeante, sudando y gimiendo para él, y solo para él. - Oh, sí...- murmuró ella, ahora cerrando los ojos. Le enterró las uñas en la espalda mientras él se retiraba lentamente. - Hazlo otra vez.

- Sí,- le respondió él. No aguantaría demasiado tiempo más sin penetrarla otra vez, sin sentir ese delicioso apretón. - sí, cariño.- Subió las caderas levemente y volvió a bajarlas para satisfacer a Juliette de nuevo.

- ¡Ah! Sí... sí...- esta vez ella gritó más fuerte, cerrando los ojos con fuerza.

Zayn sintió que veía el paraíso. Que se correría con solo verla en ese estado.

- ¿Te gusta?- preguntó sonriente, con los ojos cerrados, disfrutando de ese contacto caliente y húmedo

- Sí, me encanta... ¡me encanta!- respondió ella, poseída por sus palabras. - ¡Sigue! Más...- le ordenó.

El movimiento de caderas se hizo más continuo, Juliette lo apretaba más fuerte contra su cuerpo, enterrando sus uñas en su espalda, y él se correría en cualquier momento. Sus gemidos lo enloquecían, cada vez más fuertes, más excitantes. Hacían que cada movimiento, cada penetración, cada vez que él la bombeaba con tanta fuerza nunca fueran suficiente. Necesitaba más. Llenarla por completo. Hacerla llegar al mejor orgasmo de su vida, y que sobre todo, recordara ese momento para toda su vida.

Una vez más volvió a penetrarla.

- Zayn...- susurró ella. Arqueando la espalda. Él se inclinó para besarle el cuello.

- Di... dime... - logró decir él con apenas un hilo de voz. Sacó su pene del interior de Juliette, estaba húmedo y más hinchado que nunca.

- Esto es increíble.- admitió ella. Abrió los ojos, intentando recuperarse de aquel salvaje momento.

- Vaya que lo es...- susurró él, aún agitado.

Con lo poco que le quedaba de fuerza, se acurrucó contra el pecho desnudo de Zayn. Pasaron los minutos rápidamente. Juliette miraba el umbral con los ojos pequeños y cada vez más pesados. Se había quedado callada. Solo su respiración, ahora ligera, se escuchaba en medio de la noche. Lo habían hecho... habían tenido sexo como tanto había querido él desde el primer día, y como tanto lo había deseado ella desde el primero momento.

- ¿Habías imaginado esto?- preguntó Zayn, despojándolos del silencio.

- ¿El qué?

- Tener sexo con tu secuestrador.

- Nunca.- respondió ella, sonriendo, ahora cerrando los ojos. La había dejado deshecha, y ni siquiera habían llegado a la cima, al orgasmo. Rápidamente, ella se durmió. Zayn también estaba cansado, pero no podía dormirse. Después de un buen polvo solo queda dormir, claro, pero él no podía, porque, para él, eso no había significado un simple polvo.

SecuestradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora