Capítulo 8.

2K 85 1
                                    

Guardó el dinero recién salido del banco entre su ropa. Era demasiado. Salió del baño, se observó en el espejo, no llamaba la atención... perfecto. Caminó a través del banco y salió a la acera. Arrojó el papel con las claves de Juliette en el suelo, el viento se encargó de alejarlo de él rápidamente. Caminó tranquilo, respirando profundamente el contaminado aire de la ciudad.

De camino al departamento pasó a una tienda de segunda, donde tomó un par de camisas de hombre y pantalones para Juliette. No se olvidó de un abrigo, ya que el frío se filtraba mucho en el departamento. Luego pasó por un almacén, donde consiguió algunas cosas de comer: galletas, principalmente, ya que él no iba a cocinarle, y ella con mucha suerte sabía abrir una lata.

Volvió al departamento en la tarde. Estuvo varios minutos abriendo la fuerte cerradura que había puesto antes de salir. No vió rastros de Juliette al entrar, el lugar estaba silencioso y tranquilo. Dejó las bolsas a un lado y recorrió el lugar: no estaba en la cocina, así que si no estaba en la habitación o en el baño, había logrado escapar. Pensó en esa última posibilidad: ¿qué iba a pasar si lograba salir? ¿Lo delataría? La había tratado bastante mal... En realidad no merecía que guardara el secreto. Se estremeció al pensar que iría a parar nuevamente a la cárcel, que tendría que escapar nuevamente... No quería. Maldita sea, ¿dónde se había metido esa chica?

- Hola.- sonrió Juliette, mirándolo sonriente.

- ¿Qué hiciste?- preguntó Zayn sorprendido de verla recostada sobre el colchón, con las piernas sobre la pared, con un cigarrillo encendido en la mano.

- Nada. Necesitaba... ya sabes, relajarme un poco. Vi que tenías marihuana por allí, así que tomé un poco. Espero no le moleste, señor secuestrador.- rió alegremente. Verla sonreír hizo que inevitablemente él sonriera también. - Ven... Recuéstate conmigo, te ves cansado.

Sorprendentemente, Zayn accedió a su propuesta. Estaba realmente cansado, necesitaba relajarse.

- Así que...- carraspeó. - Tú fumas.- apoyó un codo en el colchón, para poder observarla. Tenía los brazos detrás de la cabeza y las piernas aún alzadas, cruzadas sobre la pared. En esa posición sus pechos sobresalían aún más, haciéndola lucir sexy y provocativa.

- Claro... Tú también, ¿no?- cerró los ojos y aspiró largamente el cigarrillo.

- Sí... Pero tú no. Eso no es marihuana, solo es tabaco, lista.- rió él. Ella puso los ojos en blanco y soltó el humo, tosiendo varias veces. - Nunca habías fumado, ¿cierto?

- Bien... Está bien. No fumo. Soy una niña buena.- sonrió inocentemente.

- Ah, ¿sí?- ahora sonrió él, algo irónico, recordando la noche anterior. Instantáneamente los malos recuerdos volvieron a su mente, haciendo que dejara de sonreír una vez más.

- ¿Qué te pasó, eh?- preguntó Juliette acercándose un poco más a él.

- ¿Cuándo?

- Anoche. Te detuviste.- respondió seria.

- Tú...- susurró. - tú no querías hacerlo.

- ¿Cómo lo sabes?

- Digamos que sé como diferenciar una mirada de deseo de una de terror...- rió sin gracia.

- No estaba asustada.

- Sí lo estabas.

- No.- exclamó ella. - Y bien... Ya que sabes descifrar miradas tan bien, ¿qué te dice la mía ahora?- lo miró fijamente. Zayn guardó silencio. Se dedicó a observar sus ojos, el gris profundo y cautivante de sus ojos.

- Supongo que en parte estás asustada, desorientada, no sabes qué va a pasar... Pero por otro lado estás tranquila, se podría decir que feliz...- dijo sin dejar de mirarla. Juliette se sorprendió. No esperaba una defición tan precisa de cómo se sentía.

Sonrió.

- Eres bueno... Pero te falta algo.

- ¿Qué?

Lentamente deslizó sus manos sobre su pecho. Acercó su rostro al suyo tanto como pudo, ella queriendo provocarlo ahora.

- Aún deseo que lo hagas...- susurró sobre sus labios. Él estaba a punto de besarla cuando los separó. Volvió a recostarse sobre el colchón. - ¿Sabes? Aún no sé tu nombre...

- Zayn... Soy Zayn.- sonrió. Había comprendido su juego. Ahora era su turno de jugar. - Y...- se acercó a ella. Posó una de sus manos en su cintura. Ella sonrió y cerró los ojos. - me confundí anoche, supongo.

- Ajam...- sonrió tocando su mano, abrazándola con sus delicados dedos.

- Pero dijiste que nunca dejarías que alguien como yo te besara los labios...- susurró acariciando sus labios con el dedo índice.

- Cambié de opinión.

- ¿En serio?- rió.

- Sí.- respondió segura. Nuevamente lo miró a los ojos, su mirada firme pero dulce a la vez. Era hermosa, bellísima, y él estaba junto a ella ahora, a pocos centímetros de su rostro. Sus labios eran provocativos, incluso más que su cuerpo, ahora su único deseo era probarlos, sentir el sabor de esos hermosos y rosados labios. Solo necesitaba estar un poco más seguro de que ella quería besarlo para hacerlo, solo necesitaba una señal más y lo haría. - Zayn...- susurró ella con la voz casi apagada. Se estremeció por completo al oír su nombre de ella. Sonaba... perfecto. La imaginó de noche, gritando su nombre, dando todo de sí mientras él finalmente la hacía suya. Con tan solo pensarlo la temperatura de su cuerpo aumentó. Cuánto poder tenía aquella chica sobre él. - Bésame...- volvió a susurrar.

Y sí, lo haría; una y mil veces lo haría.

SecuestradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora