Narra Shin:
Cuando atravesé el portal, aparecí en el campo de flores que Minako mencionó en el capítulo anterior, además de seguir el rastro típico de una dama quejándose de la injusticia de ser arrastrada por ese campo contra su voluntad.
En realidad, tenía una sensación inquietante a cada paso que daba... era bastante calma hasta para mí. De hecho, sentía que estaba a punto de pasar algo inesperado. Ese sentido de inquietud que te rodea... es como una corriente helada que pasa alrededor de tu cuerpo y recorre tus venas a cada paso que das.
Iba pensando en por qué tenía esa sensación de que algo faltaba... algo de acción que definiera en gran cantidad todo lo que he hecho hasta ahora. Eso fue lo que me esperé cuando llegué a mi destino.
Lo que Minako vio, fue lo mismo que yo vi. Sólo que, agregándola tumbada en el suelo con una chica pisándola con sentido de autoridad. No me dio sino el escalofrío verdadero cuando oí mi nombre.
-Shin Ryusaki... al fin has llegado...-
Al principio me asustó, pero luego recogí valor para hablar a la persona que estaba detrás de aquel trono.
-...Sé que tú eres aquel que ha raptado a mi amiga. Así que suéltala...-
El tío al parecer se había volteado (con trono y todo) para hablarme al fin, cara a cara.
-He oído hablar de ti, Shin Ryusaki... y no sólo desde las noticias famosas de esa chismosa.- me dijo, no sin antes recibir una interrupción de Minako.
-C-con razón te dicen "jefa"- dijo, con lo poco que le quedaba de fuerzas.
De hecho, en parte tenía razón. Con el cabello verde, la corona, sus ojos azules, su singular ropaje "real" (hasta la corona la llevaba puesta), unos manuscritos que parecían decir mucho de reglas, y, para nada menos importante, su corto tablón. Todo eso iba tanto para hombre como para mujer.
-No subestimes, Minako, teniendo en cuenta además el rango en el que estás ahora...- ese comentario la dejó haciendo una mueca digna de Akira.
-Tampoco deberías subestimarla, si es que eres tan sabihondo como dices...- intenté defender a Minako con esa frase.
-Claramente no la subestimo, Ryusaki. Es más, llega a impresionarme lo que ella puede hacer...-
-¿Como Aprendiz de los Elementos?- pregunté.
-Exacto. Su vida como Aprendiz fue reveladora para muchos, desde que este mundo se creó...-
-¿Sabes? ¡Podrías recalcar al menos lo que hice para que sea justo!- eso otro lo dijo Minako.
-¡Callaos!- dijo la que la pisoteaba. -¿Es que no sabes con quién estás hablando?-
-¡No! ¡No lo sé! ¡No lo recuerdo o simplemente no lo sé!- Minako estaba iracunda por la confusión que tenía.
-Y yo tampoco... Empiecen a explicar, si es que tienen algo que explicar...- la apoyé.
-Bueno... he de decir que también he sido un poco descortés con vosotros, Shin y Minako. Soy Saki, juez de aquellos que pasan a nueva vida. Y ella es Shikaju, aquella que trae a aquellos que pasan a nueva vida... Claro, cuando quiere...-
-¡Oye!- ese comentario me hizo pensar en lo holgazán que uno podría ser.
-Si es así, ¿por qué me trajeron aquí?- Minako todavía trataba de entenderlo.
-Buf... supongo que no tengo más que decirte la verdad absoluta...- dijo Saki, empezando un relato:
"Joven aprendiz, cuyo trayecto supuso llegar a su fin, pero el destino le ofreció una segunda oportunidad. Muchas fueron tus faltas, y pocos tus bienes. No merecías estar en el cielo, pero alguien te salvó..."
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El mundo de la magia
RandomHay cosas que no se pueden explicar, pero que existen. Yo he presenciado varias, desde que sé que ese mundo existe. Ahora estoy atrapado allí, pero no quiero que nadie me saque. No sé si este relato vaya a llegar al exterior, pero, de ser así, esper...