4.

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Ruben abrió la puerta y dejó entrar primero a Miguel y luego entró él. Observo el maletín negro que se encontraba sobre unas carpetas, caminó hacia él y notó que eran los libros necesario para poder enseñarle al pelinegro. 

—¿Listo?- pregunto el castaño y jugó con sus pulseras.

Miguel solía ignorar a las personas cada vez que le preguntaban algo, pero la excepción era su 'profesor' y eso le molestaba en cierta forma porque uno de sus normas en su vida, era que no debía entablar una conversación con personas opuestas a él y en este caso Ruben era esa persona.

Soltó un bufido y decidió hacerle caso a esa 'norma'.

—Yo..-dice y agrega- Claro- y se da un golpe interno. 

Ruben frunce el ceño al ver el enfado en el rostro de su alumno, pero decide ignorarlo. Tomo el maletín y saca los útiles que necesita, los coloca en la carpeta y abre uno de ellos en la primera pagina.

La hora transcurrió normal, nada de risas, ni quejas, ni insultos, nada de nada. Y eso era raro para ambos, ya que, el ojiverde era de hablar hasta los codos y el ojinegro era de ignorar a las personas, pero ahora ambos estaban tan concentrados en los ejercidos que no se dieron cuenta que estaban a centímetros de distancia.

—Bien, se supone que el símbolo del oro es Au ¿cierto?- habló Miguel y decidió buscar la mirada de su compañero.

Mala idea.

Ambos se miraron, y se fijaron en la cercanía en la que se encontraban, pero ninguno decidió alejarse cosa que empeoró la situación. 

Sus narices chocaban y Ruben podía leer los pensamientos de Miguel sólo con mirar sus profundos ojos negros del otro. 

Y pasó lo que nadie esperaba.

Se fundieron en un beso, un corto y raro beso.

Al separarse, ambos se quedaron sorprendidos. Miguel se paró rápidamente de su asiento y salió corriendo del edificio Z, en cambio, Ruben tocó sus labios y tronchó una mueca.

—He besado al "Sr-Homofóbico"- repetía en su cabeza una y otra vez.

¿Acaso era un sueño? 

Se preguntaron los dos.

Miguel sentado debajo de un árbol con la cabeza escondida en sus piernas y Ruben recargado en la puerta que daba a la entrada del edificio. 

Ambos confundidos sin ninguna respuesta a sus inocentes preguntas, pero nadie podía leer sus mentes para poder darles un consejo.

La cabeza del pelinegro daba vueltas, sus padres le explicaron que tener un contacto físico o tierno con un hombre podría traer grandes consecuencias en un futuro, aquella vida soñada desde muy pequeño se vería truncada si mantenía una relación con una persona de su mismo sexo y Miguel comprendió que ser Gay o Lesbiana era un gran error o como le llamaban sus padres; pecado.  

Ruben solo pensaba en los suaves labios del ojinegro, no podía quitarse la sensación que recorría cada centímetro en su cuerpo, sentía como si varios fuegos artificiales estuvieran explotando en su interior, se sentía feliz, raro, confundido, triste.. No sabía como explicar que era lo que en verdad sentía en esos momentos, pero de algo estaba seguro:

—Mi gusto por Alex a desaparecido sin dejar rastro alguno - murmura y se deja caer al suelo, mientras esconde su rostro entre sus manos.


[Lo siento si es corto, tengo un nuevo proyecto Rubelangel y estoy ocupada con eso] 

Filósofo|| RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora