23.

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Miguel entra a su pieza y cierra su puerta. Camina hacia s ventana y observa como su madre le grita a Ruben, pero este retrocede y antes de irse sus miradas conectan y el pelinegro desvía la suya al ver las lágrimas del castaño correr por sus mejillas.

Minutos después su madre ingresa a su cuarto sin expresión en su rostro, toma a su hijo del brazo y ambos se miran detenidamente.

—¿Él está en tu escuela?

Niega.

—¡Dime la verdad!

—S-Sí-murmura y cierra los ojos al sentir las uñas de su madre en su brazo.

—Bien, te cambiaré de escuela.

Y con eso suelta le pelinegro y sale del cuarto, no sin antes cerrar la puerta con fuerza. Mangel toma la almohada azul con fuerza y la abraza reposándola en su pecho, y siente las lágrimas tibias caer por sus pómulos mientras observa la sangre escurrir por su brazo.

Por el otro lado Ruben se acurruca en el pecho de Alex, y aunque este era más bajo no le importó, el pelinegro lo abrazó con fuerzas y descansó su mentón en sus cabellos castaños.

—L-Lo lamento..-murmura el ojiverde.

—¿Lamentar qué?

—Todo lo que te hice, el beso y la forma en la que rompí contigo-se separa y toma las manos del pequeño con fuerza- Lo lamento.

Alejandro sonríe tímido y con su pulgar limpie algunas lágrimas, y abraza a su amigo con cariño. Alex amaba a Ruben, pero sabía que el destino no los quería juntos.

—Te Amo-murmura, y las mejillas de Ruben se sonrojan.

—Yo igual Alex.

—N-No, tú amas a Miguel.

—¿Después de lo que hizo? Me dolió las palabras de su madre y la forma en la que me echó la culpa, eso simplemente me hizo odiarlo, Alex.. ¡Lo odio!- exclama rompiendo en lágrimas.

Suspira y pasas sus dedos por los cabellos de su amigo.

—Tenía miedo, tenía miedo del rechazo de su madre y por eso actuó de aquella forma tan..

—Estúpida.

—Cobarde, Ruben- dice y agrega-. Es por eso que te echó la culpa, tenía miedo de romper las leyes en su religión y decepcionar a su progenitora.

Ruben se toma unos segundos y piensa en la reacción que hubiera tenido su madre si los veía besándose, y si Miguel le decía que eran novios. ¿Podrías imaginarlo? La mayor parte se la llevaría el pelinegro, y un dos por ciento él mismo.

—C-Creo que tienes razón, pero no lo perdonaré.

Alejandro suspira.

—Bien, yo no me entrometeré en eso.

El castaño ríe.

—Gracias por siempre estar allí conmigo Alex, en realidad pensé que al contestarme colgarías o ni siquiera contestarías, pero es bueno saber que sigues estando para mí después de todo lo ocurrido.

—No agradezcas, lo hice porque temo por ti y me importas y mucho.

—Eres un gran.. amigo-lo último lo murmura.

—Eso es lo último que quiero ser-dice y agrega rápidamente-¿Quieres algo para tomas?- se levanta y Ruben lo sigues con pasos lentos.

—¿Tienes té?

—Entonces será té.

Ambos ríen.

—¿Alex?

El nombrado abre la alacena y saca una taza.

—¿Mhh?

Ruben se apoya en la mesa de mármol y piensa en lo que va a decir.

—¿Si pudiéramos volver, lo intentarías?

Alex deja de buscar la azúcar, y mira hacia la nada.

—Haría cualquier cosa por ti Ruben, créeme.

Y con eso una sensación de alivio inunda en el cuerpo del nombrado.

Filósofo|| RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora