Filósofo|| Rubelangel

15.

El sonido de sus labios besarse el lo único que resuena en el baños, ambos no dejaban de repartir besos y es que para ambos era algo adictivo. 

Las manos de Ruben bajan por su espalda y se posicionan en su cintura, las de Miguel en su cuello y con torpeza, y sin separar sus labios, chocan con una pared. Ruben se separa y observo aquellos ojos negros que tenían un deslumbrante destello lleno de lujuria y el noruego sintió sus pantalones más apretados de lo normal. 

Por el otro lado estaba Miguel tratando de recuperar el aire, y sintiendo sus piernas temblar; sus ojos observaban los finos labios contrarios y sonrío. Se sentía bien besar a Ruben, se sentía como comer un trozo de chocolate o dormir por horas sin que te despierte, pero esta sensación era tan placentera que la sentía como un torbellino de emociones en su estómago. 

—Mangel- la voz áspera del castaño hace que el nombrado cierre los ojos. 

Se sentía bien, jodidamente bien. 

—¿Hmm?-murmura el pelinegro aún con los ojos cerrados.

—Acepté lo de Alex porque quería verte celoso- confiesa con un rubor en sus mejillas.

Abre sus ojos, y observa a Ruben.

—Yo..uh..Besé a Samuel pensando en ti-susurra mirando el suelo.

Ambos estaban avergonzados y con los corazones latiendo en sincronía. 

—Bésame-pidió Ruben.

Los ojos de Miguel se abrieron de par en par, había escuchado bien o le estaba jugando una broma.

—¿Perdón?- pregunta saliendo del trance en el que se encontraba.

—Que quiero volver a sentir tus labios con los míos, quiero volver a sentirme vivo-.

Y al terminar esa frase, conecta sus labios con los del castaño. El beso es recibido, y con cada segundo se vuelve más atrevido. 

Las manos inexpertas de Ruben bajan por su trasero y aprieta una de sus nalgas, un suspiro acompañado de un gemido sale de los labios del pelinegro, el cual al sentir las manos ajenas se alarmó y se separó del beso.

—¿P..Pasó algo?- Ruben trataba de recuperar el aliento que la excitación le había quitado.

—T-Tocaste..mi trasero-comenta Miguel con el ceño fruncido, sintiéndose molesto y avergonzado al mismo tiempo.

—Oh...eso-rasca su nuca con nerviosismo- L-Lo lamento-se disculpa.

—Sólo, no vayas tan rápido-dice y agrega- recién estoy experimentando esto y...-mira hacia un lado- no quiero que mis padres se enteren de esto, por favor- le suplica a Ruben.

—¿Por qué tendrían que hacerlo?-.

—¿Qué quieres decir con eso?-.

—Que tener las cosas escondidas es más divertido-guiña un ojo, y Miguel rueda los ojos.

—No puedo creer que me gustes, en seri..-.

Pero calla al escuchar lo que dijo, calla al sentir su corazón desenfrenado y sin ritmo, latiendo bajo su pecho. Aquellos ojos verdes lo observaban con incertidumbre tratando de saber que cosas pasará por su cabeza al haber dicho aquello, y sonríe porque muy en el fondo aquellos sentimientos son correspondidos.

—Tú también me gustas Miguel-.

Y eso bastó para que ambos corazones dejaran de latir por segundos. 

Ambos estaban asombrados de lo que acababan de decir, ambos se sentían en las nubes,

Ambos estaban más que enamorados.   

[Lo lamento muuucho, lo sé demasiado tarde]