𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐃𝐎𝐂𝐄

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LA MERODEADORA BLACK
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CAPÍTULO DOCE


LOS MERODEADORES MASCULLABAN DE DOLOR habían pasado su primer Luna llena como Animagos junto a Remus

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LOS MERODEADORES MASCULLABAN DE DOLOR habían pasado su primer Luna llena como Animagos junto a Remus. Todo había salido perfectamente bien, aunque todos tenían pequeñas heridas y se encontraban realmente cansados. Remus Lupin en su caso se encontraba en la enfermería siendo atendido por Madam Pomfrey, Antares no dudó en acompañar a su amigo lobuno toda la noche. El resto también quería estar acompañando a su amigo pero una Antares cansada les exigió que fueran a sus habitaciones a dormir.

— Háganme caso por favor. — Suplicó, sus ojos verdes se encontraban agotados. James la observó atentamente. Ella estaba igual de cansada que ellos. Tenía ligeros rasguños en su rostro y las mejillas las tenía ligeramente rosadas. Tenía rastros de sangre, que no sabía si eran de ella o de  Remus, o alguno de ellos. Antares era tan buena, que no dejaría que Remus pasara solo la noche.

James solo quería abrazar a su amiga, se veía tan frágil. Que quería protegerla.

— No se como logras decir todo eso tan tranquilamente. Se que estás muy cansada. Pero eres mi hermana, te conozco, y se que aunque a haga cualquier cosa para que descanses con lo harás, así que esta bien. — Habló Sirius sacando de su trance a James. El morocho volteó a ver a su mejor amigo. — Vamos.

James asintió. Miro a Antares la cual también lo estaba mirando, le dio una ligera sonrisa, dándole a entender que estaría bien.

La verdad es que no estaban para oponerse. El cansancio los estaba matando. Así que James, Sirius y Peter abandonaron la enfermería sin una última vez, ver a un Remus descansando, y Antares sentada a su lado.









En cuanto llegaron a su dormitorio se tiraron a sus camas. Peter soltó una exclamación de ¡por fin! Una vez que tocó su cama, cayó rendido. James se quedó observando hacia arriba, perdido en sus pensamientos. Sirius después de un largo rato soltó una exclamación.

— Lo logramos. — Una sonrisa estaba de par en par. — Puedo admitir que terminamos hechos mierda, pero eso fue fantástico. James eras un ciervo, tus astas eran muy largas. ¡Y tu! — Apuntó a Peter. Quien ya se encontraba roncando. — Era una rata.

James sonrió. — Tu eres un gran perro negro, Sirius.

— Y Antares era...

— Era un zorro. Su pelaje era muy wow... quiero decir todo fue muy wow. — aclaró bajo la mirada expectante de su mejor amigo.

Sirius pareció no darse cuenta y prosiguió. — No puedo creer que lo lográramos. Y todo gracias a Ares.


— Sin ella creo que no hubiéramos podido hacerlo. — Admitió James. Por supuesto que eso era verdad, Sirius asintió. El también lo creía.

𝐋𝐚 𝐌𝐞𝐫𝐨𝐝𝐞𝐚𝐝𝐨𝐫𝐚 𝐁𝐥𝐚𝐜𝐤 → 𝐉𝐚𝐦𝐞𝐬 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora