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ANTARES ABRAZÓ FUERTEMENTE A SU HERMANO, se encontraban en el andén y era momento de despedirse, como sabían, Antares no iría con los Potter. Sirius también le correspondió de la misma manera el abrazo. Solo se irían una semana de vacaciones, pero aún así, Sirius sabía que en tan solo siete días podía pasar cualquier cosa con la Familia Black.
— Escríbeme una carta cualquier cosa, estaré atento. — Habló Sirius una vez que se separó de su hermana. Antares asintió.
— Te mantendré al tanto y si por cualquier razón no te envío ninguna carta es porque me hicieron algo y tendrás que ir a rescatarme. — Bromeó con lo último. Sirius intentó reír pero no pudo. Sus padres eran capaces de hacer cualquier cosa. — Es broma.
— Lo se. — Murmuró el de ojos grises. Miró sobre el hombro de su hermana para ver a algunos metros alejado de ellos a su hermano, Regulus. — Parece que te esperan . — Señaló.
Antares volteó hacia donde había señalado. Regulus Black se encontraba mirando hacia algún lugar del andén. — Si, dijo que nos recogerían fuera del anden.
— Qué pasa, Canuto. No nos dejarás despedirnos de Vulpini o que. — Habló James colocándose aún lado de su amigo azabache. Remus y Peter le siguieron. Se acomodó sus lentes para después mirar a la joven Black. Antares le regresó la mirada.
« Vulpini era su sobrenombre ya que su forma animaga era un zorro. Los zorros también eran conocidos como Vulpinis. »
Se preguntarán qué habrá pasado después de que James la había besado y ella le había correspondido. No habían vuelto hablar del tema. Antares estaba muy confundida, y James se había alejado de ella después de eso, por lo cual, aunque no lo crean, le había servido a la joven Black, para pensar mejor las cosas, porque sabía que teniendo al chico siempre pegado a ella, le costaría pensar las cosas.
— Los voy a extrañar chicos. — Dijo Antares mirando a sus amigos y hermano. Se acercó a cada uno para abrazarlos, al llegar con James, trato de parecer lo más tranquila posible. El de anteojos rodeó su cintura con sus brazos, lo cual causó un hormigueo en el estómago de la joven. Antares trato de ignorar ese hormigueo y rodeó el torso de Potter.
— Solo será una semana, preciosa. — Murmuró James en la oreja de la oji verde. Antares cerró los ojos. — Cualquier cosa, no dudes en mandarnos una carta y estaremos ahí en un dos por tres.
Antares asintió. — Gracias, Jamie. — Agradeció dándole una sonrisa.
— De nada, hermosa. — Le guiñó un ojo. — Mis padres estarán muy desanimados por no verte.
