LA MERODEADORA BLACK ▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬ CAPÍTULO DIECIOCHO
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JAMES POTTER NO DESPEGABA SUS OJOS de Antares Black. Se encontraba analizando cada uno de sus movimientos. Sus labios se movían mientras veía el libro que se encontraba en sus manos. No entendía que era lo que decía, por estar apreciando a su novia. Hasta que sintió un golpe en la cabeza, trayéndolo a la realidad.
Antares Black se encontraba dándole una de sus miradas molestas. — James Potter, ¿acaso no escuchaste nada de lo que te estaba diciendo?
— Si acaso estabas diciendo el por qué de cómo me bendices con tu bella existencia. Me gustaría escucharlo de nuevo. — Respondió el Joven mirando a su novia con una sonrisa de enamorado.
Antares soltó un bufido. — Tu no tienes arreglo, Cornamenta.
— Mi amor, estoy loco por ti, eso es lo que me pasa. Y tu no me dejas apreciar tu hermosura, cariño. — Se quejó el de anteojos mientras se acercaba a su novia.
Antares trato de ocultar la sonrisa que había causado James con lo que le había dicho.
Era su última tarde de estudios, mañana por fin serían los TIMOS, tanto estudio, esperaba ver sus frutos. La biblioteca se encontraba con más estudiantes que otras veces. Y eran por todos los que habían decidido estudiar de última hora. James sabía que así hubiera estado, de no ser por Antares.
— Además ya no quiero seguir estudiando. Llevamos meses haciéndolo, ya me sé perfectamente todo. — James aventó su cabeza hacia atrás, recargándose completamente en su silla. — Yo solo ya quiero que mi novia me de muchos besos y en lugar de eso me da golpes con los libros esperando que así se me pegue toda la información.
La joven Black lo empujó levemente desde su lugar. — Eres un dramático, James Potter.
James se acercó a su novia. — Así me quieres, Ares.
El chico vio como su novia lo analizaba con aquellos ojos verde esmeralda que tanto le gustaban. Era increíble el hecho de que Sirius y Antares eran mellizos, ambos eran completamente diferentes. Mientras uno tenía el cabello azabache, Antares lo tenía castaño. Y era raro, ya que los Black se caracterizaban por tener el cabello oscuro y ojos grises. Incluso en su apariencia física Antares terminó siendo diferente al resto de su familia.
— Así te quiero, Jamie. — Admitió la joven, mirando a su novio, para después depositar un corto beso en los labios de James. — ¿Ya estás feliz con tu beso?
— Muy feliz de hecho. — Asintió contento James, mirando a Antares a través de sus gafas. La castaña sonrió al ver el estado de su novio.
