𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐐𝐔𝐈𝐍𝐂𝐄

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LA MERODEADORA BLACK
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CAPÍTULO QUINCE

UN INFIERNO, UN INFIERNO HABÍA SIDO PASAR SOLO UNA SEMANA EN ESA CASA, era lo que rondaba por la mente de Antares

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UN INFIERNO, UN INFIERNO HABÍA SIDO PASAR SOLO UNA SEMANA EN ESA CASA, era lo que rondaba por la mente de Antares. Miró su mejilla en el espejo, tenía un ligero tono morado donde Walburga había estampado su mano. Si, ya había hecho enojar a su madre. Había perdido la cuenta de cuántas veces la había hecho molestar, a decir verdad. Por lo cual ya había decidido encerrarse en su habitación. Kreacher le llevaba la comida a su habitación, lo cual ella estaba muy agradecida con el. Theo iba a visitarla durante las tardes, le ayudaba a distraerse a decir verdad. Aunque también tenía la ligera sospecha de porque venía tanto a las reuniones de sus padres. Pero lo dejó pasar.

Antares no les había mandado ninguna carta a los merodeadores, ya que no quería preocuparlos. Estaba muy segura que ellos le prenderían fuego a esta casa. Lo menos que quería era tener más problemas, y no quería que sus amigos también los tuvieran.

La joven Black salió de su habitación una vez que terminó de arreglarse, un maullido se escuchó a sus pies. Parker se encontraba restregándose en el barandal de las escaleras. La castaña lo tomó entre sus brazos mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro. Una vez que había bajado las escaleras metió al gato a su jaula.


— Por Merlin. Ya se nos hará tarde por tu culpa, niña. — Escuchó decir a su madre. Antares respiró profundo. — Ya vámonos, cariño. — Le dijo a Regulus.

"Yi viminis, ciiriñi"  pensó Antares mientras giraba los ojos.



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EL ANDÉN NUEVE Y TRES CUARTOS SE ENCONTRABA ABARROTADO, muchas familias se despedían, con abrazos, besos, muestras de afecto que en su vida, Antares nunca ha tenido por parte de sus padres. Ella a veces se preguntaba si realmente por lo más mínimo que sea sintieran cariño por ella y su hermano. Que en algún momento realmente si los quisieron. Que nunca los vieron como la decepción de la familia.  Era difícil para Antares responder aquellas preguntas. Porque ella ya había visto el lado más cruel de sus padres.
Siguió caminando con su carrito a la par de Regulus.
Miró por entre todas las cabezas  para buscar a sus amigos. Al fondo, vio a un grupo de cuatro chicos, los cuales se encontraban bromeando y riendo entre sí. Antares sonrió, le gustaba ver a sus amigos felices. También se les encontraba con ellos Marlene Mckinnon, Lily Evans y Gwen Wayland. Su sonrisa se borró cuando vio a James abrazar a la pelirroja.
Hasta donde ella sabía  James y Lily no se llevaban, al punto de abrazarse, no.

Regulus se dio cuenta del estado de su hermana, miró hacia donde ella miraba y paró en el grupo de jóvenes.

— Allá están tus amigos. — Apuntó Regulus cuando la vio dirigirse a una de las puertas del tren.

𝐋𝐚 𝐌𝐞𝐫𝐨𝐝𝐞𝐚𝐝𝐨𝐫𝐚 𝐁𝐥𝐚𝐜𝐤 → 𝐉𝐚𝐦𝐞𝐬 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora