Al igual que los dos días anteriores, Stiles salió de su casa y caminó por las calles de Beacon Hills hasta llegar a las puertas del cementerio. Sin embargo, a diferencia de las otras veces, hoy sí que tenía pensado dirigirse a ese lugar.Su corto encuentro con la chica rubia rojiza hacía apenas 24 horas, Lydia, no había salido de su mente en toda la noche. No sabía por qué, pero haber intercambiado esas pocas palabras con ella había despertado algo en su interior. Era como si, tras la muerte de la pequeña en el supermercado, no hubiera vuelto a ser él mismo hasta que conoció a Lydia.
No la veía por ningún lado, así que decidió sentarse en el mismo banco donde la vio por primera vez. Esperaba no haberse equivocado y que la chica apareciera, pero pasaban los minutos y no venía nadie.
Tras un largo rato, Stiles se dio cuenta de que había sido un ingenuo al pensar que Lydia querría volver a verle igual que él a ella. Tampoco es que él entendiera por qué de un día para otro sintiera que existía una conexión entre ambos, pero justo por ese motivo quería volvérsela a encontrar. Quería conocer mejor a la chica misteriosa que había cambiado su estado de ánimo con tan solo una simple conversación.
Justo cuando se estaba levantando para volver a casa, vio a Lydia cruzando la calle para acercarse hasta donde él estaba. Llevaba un vestido verde que le caía hasta los muslos y el pelo recogido en una trenza atada con un lazo del mismo color. Stiles se fijó por primera vez en lo bonita que era la chica.
-Hola otra vez -lo saludó Lydia.
-Pensaba que no vendrías -contestó él a modo de saludo.
Lydia alzó las cejas y sonrió.
-La verdad es que hoy no iba a venir -dijo, encogiéndose de hombros. -Pero por algún motivo he supuesto que te volvería a encontrar si venía, así que, bueno, aquí estoy.
Stiles soltó una pequeña risita. No sabía si Lydia lo había dicho con esa intención, pero sus palabras le habían sonado a que ella también tenía ganas de verle.
-¿Quieres que vayamos a dar una vuelta? -preguntó el chico.
-Claro.
Comenzaron a alejarse del banco y se adentraron en una calle no muy ancha por la que no pasaba mucha gente.
-¿Y bien? -preguntó de pronto Lydia. -¿Qué hay que saber de ti aparte de que tu nombre es muy interesante?
Stiles la miró entretenido y rio antes de volver a dirigir la vista al frente.
-Eres la primera persona que dice que mi nombre es interesante. Había oído de todo, pero no interesante.
-Es la verdad -Lydia se encogió de hombros. -Me gusta aprender cosas nuevas, me parece muy interesante. Y tu nombre es realmente nuevo para mí; nunca lo había oído.
A Stiles le gustó la naturalidad con la que Lydia lo dijo. Se notaba que lo decía de verdad.
-¿Entonces? -Lydia lo animó a que se presentara.
El chico dudó un momento antes de responder.
-Bueno, pues mi increíble nombre es Stiles y tengo 17 años, así que cuando acabe el verano empezaré mi último curso en el instituto antes de la universidad.
Seguían caminando por el pueblo sin ninguna dirección en concreto. Lydia miró a Stiles y asintió lentamente, como si quisiera demostrar que estaba escuchándole atentamente.
-¿Qué quieres estudiar?
-Todavía no lo sé. A veces pienso que quiero seguir los pasos de mi padre y entrar en el Cuerpo de Policía. Sin embargo, otras veces siento que debería dedicarme a lo que más me gusta hacer...
-¿Y qué es lo que más te gusta hacer? -preguntó Lydia.
Stiles se sonrojó. Pocas personas sabían qué era lo que hacía cuando sentía que necesitaba evadirse, despejarse o simplemente descansar. No era algo que fuera contando a los cuatro vientos. Siguió caminando sin contestar a la pregunta, adelantando a Lydia.
-Vamos, Stiles, ahora que lo has mencionado me lo tienes que decir -se quejó ella mientras aceleraba el paso para alcanzarle.
-No quiero que te rías de mí.
-No me voy a reír.
Stiles inclinó la cabeza hacia un lado, estudiando la cara de la chica. Parecía sincera.
-¿Lo prometes?
Lydia asintió enérgicamente.
-Me gusta mucho... me gusta mucho escribir -confesó. -Cuando siento que no puedo comunicar en voz alta lo que estoy pensando, cojo un trozo de papel y un bolígrafo y pongo las palabras por escrito. No sé por qué, pero de esta forma las palabras me salen solas, y sin embargo no sé expresarlas hablando.
Lydia lo miraba en silencio, esperando a que continuara.
-Lo sé, es ridículo -dijo Stiles.
-Para nada -ella abrió mucho los ojos. -En realidad, lo entiendo perfectamente. A mí me pasa algo parecido: cuando siento que la gente no entiende lo que quiero decir, lo que yo hago es dibujar. Muchas veces, así puedo expresarme mejor que hablando. Además, me encanta la sensación que me provoca poder dibujar.
Se miraron durante un momento sin decir nada. Stiles no sabía si para Lydia sería lo mismo, pero él acababa de contarle uno de sus mayores secretos a prácticamente una desconocida. Bueno, en realidad Lydia no era una desconocida, solo técnicamente. Porque para el chico era como si se conocieran de hacía tiempo, como si no tuvieran que preocuparse por ganarse la confianza del otro, pues esta ya existía.
Finalmente, Stiles volvió a la conversación.
-Pues ese es uno de mis problemas, que no me decido por qué estudiar. Ambas cosas me encantan, pero cuando creo que ya tengo clara una de las dos, al día siguiente la otra me vuelve a atraer.
Lydia asintió, pensando.
-Si quieres, puedo ayudarte a averiguarlo -le sonrió.
-¿Y cómo pretendes hacer eso? -preguntó él en broma.
-Fácil. Quiero ser tu amiga -respondió Lydia, encogiéndose de hombros de nuevo.
Por segunda vez, Stiles admiró la confianza en sí misma que tenía Lydia; tan segura cuando había dicho que quería ser su amiga. Una sonrisa se formó en su rostro.
-Me parece bien. Pero para eso tienes que dejar que te conozca yo a ti también, no solo tú a mí.
Lydia rió suavemente, y Stiles pudo jurar que nunca había escuchado un sonido tan encantador como aquel.
-Está bien -empezó. -Soy Lydia, también tengo 17 años y vivo con mi madre en Beacon Hills desde hace seis meses. Me gusta dibujar...
-¿Por qué dijiste ayer que te sentías más útil en el cementerio que en otros lugares? -la interrumpió Stiles, pero en seguida se arrepintió de haberlo hecho.
Esa pregunta no había salido de su mente desde el día anterior, pero ahora que la había formulado en voz alta se daba cuenta de lo personal que era. Seguramente, Lydia pensaría que se estaba entrometiendo demasiado en su vida.
La chica inclinó la cabeza y miró a Stiles a los ojos.
-Te lo diré... algún día. No creo que ahora sea el mejor momento.
Stiles, agradecido por que Lydia no hubiera salido corriendo ante su comentario, asintió con la cabeza.
Siguieron andando y contándose cosas sin demasiada importancia sobre sus vidas; su color favorito, su canción preferida, la comida que no soportan...
Antes de darse cuenta, habían llegado a casa de Lydia, donde Stiles se despidió para poner rumbo a la suya propia.
Habían quedado al día siguiente.
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Safe and sound || Stydia
FanfictionUn día cualquiera de verano, a Stiles le ocurre algo que cambia su forma de ver la vida: consigue salir vivo de un tiroteo. Poco después conoce a Lydia, una extraña chica que poco a poco se hará su amiga y le ayudará a superar los problemas que está...