Capítulo 4

2.4K 227 46
                                    

Cuando salieron de la piscina, Lydia entró en casa a por unas toallas para secarse. Stiles se volvió a poner la ropa que llevaba antes y Lydia cogió una camiseta que le venía tan grande como un vestido. Aun así, se puso unos pantalones cortos debajo.

Se sentaron en el sofá del salón; cada uno en un extremo, frente a frente y con las piernas cruzadas. Se miraron durante unos segundos hasta que Lydia habló.

-No te pienso perdonar que me hayas tirado al agua.

Stiles apretó los labios para contener una pequeña sonrisa.

-Lo siento. No quería bañarme solo.

Lydia lo miró fijamente y también tuvo que apretar los labios para que Stiles no viera que se quería reír.

-¿Quieres jugar a una cosa? -le preguntó.

-¿A qué clase de cosa? -quiso saber él.

-Bueno, es una especie de juego para conocer mejor a la otra persona -explicó Lydia. -He pensado que podría ser buena idea para... ya sabes -con un movimiento rápido, apuntó con el dedo tanto a Stiles como a sí misma, -nosotros.

-Mientras no estés planeando una venganza por lo de la piscina, me parece genial -rió Stiles.

Lydia asintió contenta y se levantó del sofá para dirigirse a una estantería que había en el cuarto. Miró los libros un momento hasta que encontró lo que estaba buscando y extrajo una revista del montón. También cogió unos cuantos folios de papel y dos lápices que había en la mesa. Stiles la miraba con expresión interrogante.

Se volvió a sentar en la misma posición en la que estaba antes y puso todo el material entre ellos. Todavía sin decir nada, abrió la revista y pasó las páginas hasta que dio con la que quería.

-Aquí esta -puso un dedo debajo del título de la página.

-"¿Cuánto conoces a tu compañero?" -leyó el chico. -¿Vamos a hacer este test de revista de adolescente?

Lydia estiró el brazo y le golpeó.

-No es tan infantil como piensas, créeme. Y sí, vamos a hacerlo.

Le pasó a Stiles un lápiz y unos cuantos folios antes de explicarle cómo funcionaba el juego.

-Ahora iremos leyendo las preguntas y ambos escribiremos nuestras respuestas en un trozo de papel sin que el otro lo vea. Luego, yo diré lo que creo que tú has contestado y viceversa, a ver quién acierta más.

Stiles asintió.

-Vamos allá -dijo simplemente.

Lydia cogió la revista y leyó la primera pregunta.

-¿Qué superpoder elegirías?

Ambos escribieron las respuestas y Lydia le hizo un gesto con la cabeza a Stiles para que él hablara primero.

-Creo que tú escogerías supervelocidad -dijo él.

Lydia le mostró lo que había escrito. Invisibilidad. Stiles chasqueó la lengua.

-A veces me gustaría desaparecer -aclaró Lydia. -Simplemente no estar. O estar solo conmigo misma, mejor dicho.

Se miró las manos un momento. Stiles sintió el impulso de alargar el brazo y tomarla de la mano, aunque no lo hizo.

-Creo que tu superpoder sería la fuerza -dijo Lydia al fin.

Stiles sonrió y le mostró su respuesta. Fuerza.

-Uno cero, voy ganando -Lydia se recogió el pelo en una coleta. -Siguiente pregunta. Si pudieras ser un animal, ¿cuál serías?

Tras escribir sus respuestas, Lydia fue la primera en hablar.

-Digo que has escrito... zorro.

Stiles mostró su respuesta. Perro.

-Vamos, es el mejor amigo del hombre. Claramente sería un perro -rió. -Yo creo que tú has escrito pájaro.

Lydia también mostró su respuesta. Coyote.

-¿Qué? -Stiles arqueó mucho las cejas. -Odio los coyotes.

Ambos rieron y siguieron con el juego de las preguntas. Poco a poco descubrieron que tanto él como ella preferían el cine antes que el teatro, que el rasgo que más le gustaba a Lydia de sí misma era su pelo, y a Stiles su nariz, que ambos querrían tener más de dos hijos, o que Stiles prefería el café, mientras que Lydia, el té. Lydia sabía cuatro idiomas y Stiles solo dos, aunque, al contrario que ella, él controlaba la lengua de signos, y a los dos les encantaba Star Wars.

-Vamos, última pregunta -dijo Lydia. -¿Cuál es tu mayor miedo?

Stiles se tensó un momento, y Lydia se dio cuenta de ello, así que la chica posó su mano sobre la de él en un gesto tranquilizador y lo obligó a mirarla a la cara.

-No tenemos que contestar esta si no quieres.

Stiles tragó y negó con la cabeza.

-No me importa contestarla -afirmó él. -Aunque preferiría contártelo yo, es decir, sin tener que escribirlo en el papel antes.

La chica asintió y esperó a que Stiles hablara. En el último segundo apartó su mano de la de él, volviendo a dejar una distancia entre ellos.

Stiles pensó un momento en el tiroteo del supermercado, en cómo no logró salvarle la vida a la niña, e intentó pensar la forma en la que contarle a Lydia su mayor miedo.

-Hace unos días, prácticamente una semana, me ocurrió una cosa que me cambió la vida -explicó el chico. -Debería haber pasado de otra manera y no de la forma en la que acabó, pero lo cierto es que no di lo mejor de mí, no hice todo lo que podría haber hecho.

Stiles vio que Lydia escuchaba con atención, mirándole profundamente a los ojos, apenas sin pestañear para no perderse ni un solo detalle. El chico continuó hablando.

-Mi mayor miedo es no ser perdonado por aquello. Que, de alguna manera, pese siempre sobre mí y nunca pueda vivir en paz sabiendo que fue por mi culpa.

Cuando acabó de hablar, Stiles bajó la mirada y centró la vista en un punto fijo del sofá, esperando la reacción de Lydia. Por el rabillo del ojo vio cómo ella acercaba todo el cuerpo hacia el suyo hasta quedar a pocos centímetros de distancia. Entonces Lydia hizo algo que nadie había hecho desde aquel maldito día.

Se inclinó sobre él y pasó sus brazos alrededor de su cuello para estrecharlo entre ellos en un abrazo cálido. Stiles expulsó el aire que había estado conteniendo y se encontró apoyando la cabeza sobre el hombro de Lydia, sintiéndose relajado por primera vez en días.

Sintiéndose bien.

Cuando se separaron, Stiles miró a Lydia y esbozó una pequeña sonrisa.

-Y bien, ¿cuál es tu mayor miedo? -le preguntó al fin.

Lydia se volvió a sentar en la posición de antes y pensó unos momentos antes de responder.

-No encontrar nunca a la persona adecuada para mí -confesó. -No encontrar a alguien que me quiera de verdad.

Stiles inclinó la cabeza y se preguntó si Lydia nunca antes había encontrado a alguien que la quisiera de verdad. Si era así, no entendía cómo era posible. No dijo nada en voz alta, sin embargo.

-¿Quieres venir mañana a mi casa? -preguntó el chico tras unos minutos de silencio. -No tengo piscina, pero podría enseñarte algo de lo que he escrito, y, bueno... podrías decirme qué te parece.

Lydia sonrió ampliamente y Stiles pudo notar cómo se le iluminaban los ojos. De nuevo, el pensamiento de que no era posible que nadie la hubiera querido le cruzó por la mente, aunque en seguida desapareció.

-Me encantaría -dijo Lydia. -Te dije que te iba a ayudar a decidir qué estudiar, así que tarde o temprano ibas a tener que enseñarme algo que hayas escrito.

Stiles también sonrió. Se pasaron el resto del día viendo y comentando las escenas de Star Wars.

Safe and sound || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora