Capítulo 25

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Todavía con la respiración a un ritmo más rápido del habitual, Stiles se alzó del suelo y ayudó a Lydia a incorporarse también. Ella se palpó todo el cuerpo, como si estuviera asegurándose de que seguía entera. Una vez comprobó que estaba ilesa, se lanzó contra Stiles y lo envolvió en un fuerte abrazo, aunque en seguida se volvió a apartar, un poco sonrojada. Stiles no podría haber dicho si era debido a la adrenalina que corría aún por su cuerpo o a que se había avergonzado por abrazarle sabiendo que él estaba enfadado con ella.

-Lo... lo siento -dijo Lydia en seguida. -Sé que estás enfadado conmigo, no debería haber hecho eso.

Stiles la miró inclinando la cabeza y soltó un bufido justo antes de estirar los brazos para agarrarla de los codos y atraerla hacia sí. Un segundo después pasó sus brazos alrededor de su cuello y la estrechó fuertemente contra su cuerpo. Sintió que los dudosos brazos de Lydia subían desde su cintura por su espalda hasta que ella también lo estaba abrazando como si no quisiera soltarse nunca.

En esa posición, Stiles respiró aliviado por primera vez. Lydia estaba a salvo e ilesa, y eso era todo lo que le importaba en esos instantes. Si el coche la hubiera alcanzado, si algo le hubiera pasado y sus últimas palabras con ella hubiesen sido una maldita discusión, él no se lo habría perdonado nunca.

-Gracias -susurró Lydia. Había apoyado la mejilla en el pecho de Stiles, y él tenía la barbilla sobre la cabeza de la chica. -Gracias por lanzarte ante el coche y salvarme la vida.

Stiles cerró los ojos y la abrazó un poco más fuerte.

-A pesar de todo lo que ha pasado, haría cualquier cosa por ti, Lyds -contestó, y en seguida se apartó un poco de ella para poder mirarla a la cara. -Además, no es como si hubiera puesto mi vida en peligro al salvarte -dijo con una risita.

Lydia sonrió ante el comentario y añadió:

-Y gracias por volver a llamarme Lyds.

Se quedaron mirándose a los ojos durante unos segundos que a Stiles le parecieron una eternidad hasta que, de pronto, el chico se encontró inclinándose suavemente sobre ella para besarla. Sabía que no debía hacerlo, que eso solo podía traer problemas, pero en ese momento le daba igual. Nada importaba aparte de que Lydia estaba bien. Eso es lo que a él le hacía feliz.

Cuando se separaron, una luz a la izquierda de Stiles se hizo cada vez más intensa. Con el miedo dibujado en el rostro, el chico se giró rápidamente hacia el foco, pero no vio de dónde procedía. A pesar de que la luz estaba alejada, era tan blanca que resultaba cegadora, aunque no llegaba a ser molesta.

Se volvió hacia Lydia para preguntarle qué podía ser aquello, pero vio que ella no se había girado. Sin embargo, la chica lo miraba con los labios apretados y los ojos llenos de lágrimas, como si supiera lo que estaba pasando.

-Estás viendo la luz, ¿verdad? -preguntó Lydia.

Entonces Stiles comprendió. Esa era la luz de la que ella le había hablado antes, la que siguen los fantasmas cuando abandonan definitivamente el mundo de los vivos.

Stiles asintió y le acarició la mejilla con delicadeza.

-Sí -confirmó. -Lo que significa que ya he cumplido mi misión pendiente en este mundo.

Lydia se enjugó una lágrima que le caía solitaria y ahogó un leve sollozo que tapó con una sonrisa cargada de tristeza.

-No pudiste salvar a la niña del supermercado, pero me has salvado a mí. No podías cruzar al otro lado sin antes poner a salvo una vida. Ese era tu asunto pendiente.

Un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Stiles como si hubiera estado esperando a escuchar esas mismas palabras. Sabía que Lydia tenía razón; la primera vez había fallado al no poder evitar una muerte, así que su alma no había sido capaz de seguir la luz sin antes asegurarse de que su sacrificio había valido la pena. Ahora que había salvado a Lydia, su alma estaba por fin lista para partir.

La luz era intensa, pero a la vez suave, fuerte pero llena de una sensación que a Stiles le causaba calma. Sabía lo que venía a continuación, pero no se sentía preparado para dejar a Lydia atrás cuando cruzara al otro lado. Eso significaba no volverla a ver.

Lydia no había podido evitar contener las lágrimas. Ella también sabía perfectamente lo que iba a pasar, y Stiles solo quería besarla hasta limpiar todas sus lágrimas y susurrarle que todo estaba bien, que en seguida aprendería a vivir sin él. La verdad era que él estaba aterrado por la incertidumbre de lo que ocurriera una vez pusiera un pie en el otro lado de la línea que separaba el mundo de los vivos del de los muertos, pero se mantuvo firme por Lydia. Tenía que ser fuerte por los dos.

-Stiles -dijo ella, -necesito que sepas que, aunque no estés vivo y nadie mas aparte de mí pueda verte, lo que ha habido entre nosotros estos días ha sido muy real. No quiero que pienses lo contrario, porque si de algo estoy segura es de que cada instante que he vivido contigo ha sido de los más increíbles de mi vida. Y eso te hace a ti real también; lo que siento por ti lo demuestra.

Stiles puso sus manos a ambos lados de la cara de la chica y la volvió a besar, saboreando el instante sabiendo que era uno de los últimos.

-Y yo quiero que sepas que te perdono -dijo él cuando se separaron. No hacía falta decir por qué, ya que sobraban las palabras.

Lydia sonrió débilmente y susurró un gracias que apenas llegó a salir de su boca, pero Stiles lo entendió sin siquiera oírlo.

Lentamente, dio un paso hacia atrás y se fue alejando de ella sin dejar de mirarla. Solo cuando sus manos se soltaron, Stiles se dio la vuelta y empezó a caminar hacia la luz. Detrás de él, la voz de Lydia le hizo darse la vuelta una vez más.

-Te quiero -dijo ella.

Le sonrió desde donde estaba.

-Yo también te quiero, Lydia.

Volvió a darle la espalda y, cuando estaba seguro de que no podía verle la cara, dejó que las lágrimas que había estado conteniendo fluyeran hacia el exterior.

Le dolía en lo más profundo de su ser separarse de Lydia, pero sabía que no había otra opción. Había estado destinado a cruzar al otro lado desde que murió unas semanas atrás.

Conforme iba acortando la distancia hasta el final del camino, sentía cómo su cuerpo se volvía cada vez más ligero. Sus pisadas no eran tan pesadas y su respiración se ralentizaba poco a poco.

Cuando llegó hasta la luz, su último pensamiento antes de cruzarla fue para Lydia, la chica que sabía que no podría olvidar nunca. Pasara lo que pasara a partir de entonces, fuera lo que fuera lo que le esperara al otro lado, Stiles sabía que Lydia permanecería en su corazón para siempre.

FIN

A/N

Sí, es el final de la historia, pero por favor, no me linchéis todavía porque queda el epílogo, que subiré en dos días. Luego ya decidís si queréis odiarme o si me queréis o cómo está la cosa.

Love ya.

-Hel

Safe and sound || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora