Capítulo 5

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Cuando Lydia entró en casa de Stiles, tenía un aire de preocupación en los ojos. Miró hacia ambos lados cautelosamente, como si estuviera inspeccionando la casa.

-¿Pasa algo? -le preguntó Stiles colocándose frente a ella.

-No, nada -respondió rápidamente. -¿Está tu padre?

Stiles negó con la cabeza.

-Qué va, está trabajando en la comisaría. Ya casi nunca lo veo. Últimamente llega a casa cuando yo ya estoy en la cama y se va antes de que yo me levante. Deben de tener mucho lío por allí.

Lydia pareció satisfecha con la respuesta, ya que en seguida se borró el brillo de inquietud de sus ojos y dio una palmada de entusiasmo entre Stiles y ella.

-Muy bien -sonrió. -¿Qué vamos a hacer hoy?

Stiles se preguntó durante un segundo por qué Lydia se habría preocupado por si su padre estaba o no en casa, pero no creía que fuera nada realmente importante, así que lo dejó pasar.

-Bueno... -dudó. -Pensé que podría enseñarte algo de lo que haya escrito, pero si no quieres no hace falta...

-De eso nada -le cortó Lydia. -Ya te dije que lo hago encantada, quiero ayudar.

Stiles asintó y le sonrió.

-Ven -le dijo simplemente y, sin pensarlo, la cogió de la mano con intención de arrastrarla escaleras arriba.

En cuanto sus dedos se rozaron, el chico sintió cómo una especie de calor se abría paso desde la punta de los mismos a lo largo del brazo hasta su hombro. Se le erizaron los pelos de la nuca y, cuando estaba seguro de que Lydia no podía verle la cara, sonrió.

Comenzó a subir las escaleras, con Lydia detrás de él, de su mano. Al llegar a la puerta de su habitación se detuvo y la miró.

-Bienvenida a mi cuarto -abrió la puerta e hizo una pequeña reverencia con un gesto teatral.

Lydia soltó una risita y entró. El chico la siguió y se apoyó en la pared de al lado del marco de la puerta mientras la observaba. Ella se acercó lentamente a la mesa y pasó la vista por todas las cosas que había sobre ella. De ahí se movió hacia el otro lado de la habitación hasta llegar a un mueble sobre el que había una colección de figuritas de Star Wars. Al verlo, Lydia se giró hacia Stiles con una sonrisa enorme en el rostro.

Mientras Lydia seguía observando todo el cuarto, Stiles se acercó a su estantería y buscó la libreta donde tenía escritos algunos párrafos sueltos. La extrajo del montón y se sentó en la cama, a la espera de que Lydia se le uniera.

-¿Qué significan todas estas cuerdas de colores? -preguntó la chica, que se había parado frente a un gran corcho lleno de fotos y artículos de periódico unidos por cuerdas entre sí.

Stiles se rascó la nuca.

-Son algunos casos que he decidido... digamos... investigar por mi cuenta.

-Sin el consentimiento de tu padre, quieres decir, ¿no? -Lydia alzó las cejas, divertida.

El chico apretó los labios y puso una cara que delataba que estaba pensando qué contestar.

-Técnicamente, no lo tengo -dijo al fin. -Pero luego todo esto mi padre me lo agradece. Soy un gran hijo -sonrió.

Lydia puso los ojos en blanco y negó con la cabeza antes de acercarse a la cama y sentarse junto a Stiles.

-Bueno, a ver qué tienes ahí -dijo y estiró el brazo para darle a entender a Stiles que quería leer algo del cuaderno.

Stiles se echó unos centímetros hacia atrás y miró el cuaderno, dudando. Si se lo entregaba, no habría vuelta atrás.

-Lyds... nadie ha visto nunca esto -confesó. -Está claro que mis amigos han leído cosas de las que tenemos que entregar para clase y saben que me gusta escribir, pero lo que escribo por gusto es algo que solo yo conozco.

Lydia le regaló una sonrisa que se extendió hasta sus ojos.

-Me has llamado Lyds. Me gusta mucho.

-Eso es porque siento que, a pesar de que nos conocemos desde hace cuatro días, puedo confiar en ti. Por eso quiero enseñarte esto.

-Yo también lo siento, Stiles -contestó Lydia. -Pienso que hemos tenido una conexión especial que no nace con todas las personas.

Stiles se sintió aliviado de que él no fuera el único de los dos que pensara lo de la extraña conexión que había habido entre ellos desde el minuto en que se conocieron. Asintió una vez antes de entregarle la libreta a Lydia por una página en concreto.

La observó mientras leía; los mechones de pelo que no habían entrado en la coleta le caían por la cara, aunque no parecían molestarle. Inclinó la cabeza y entornó los ojos casi imperceptiblemente, y Stiles también se dio cuenta de que estaba apretando los labios.

Se trataba de un párrafo más bien corto que había escrito hacía unos años sobre la amistad, así que aguardó hasta que la chica terminó de leer y alzó la vista.

-Es precioso -dijo ella en voz baja.

Stiles se sonrojó, aunque se sintió orgulloso por sus palabras.

-Gracias. Lo escribí hace ya un tiempo.

-Me encanta cómo describes la amistad como una metáfora de un ancla. "Una persona que es capaz de cogerte y no soltarte a pesar de las dificultades que la marea pueda traer. Una persona que puede sacarte de las aguas más profundas sin nada más que su voz" -citó Lydia. -Se me han puesto los pelos de punta.

Stiles se cambió de posición sobre la cama para poder quedar frente a ella.

-¿Te refieres a alguien en especial o a tus amigos en general? -preguntó Lydia antes de que él pudiera decir nada.

-Es sobre todo dedicado a mi mejor amigo, Scott. Él es mi ancla.

-Sé a qué te refieres. Mi mejor amiga en mi anterior ciudad, Allison, también era como mi ancla. Podía contar con ella como lo describes en tu texto.

Stiles iba a preguntarle si acaso se habían distanciado cuando ella tuvo que mudarse, pero Lydia, de nuevo, se le adelantó.

-¿Dónde están tus amigos? -preguntó. -Ya sabes, Scott y la gente con la que te juntas en el instituto.

-Están todos de vacaciones -Stiles se encogió de hombros. -En cuanto acabaron las clases se organizaron viajes o campamentos a los que ir, así que ninguno se quedó en Beacon Hills.

-Solo tú te quedaste -dijo Lydia, prácticamente para sí.

-Solo yo -repitió Stiles. -Pero ahora te tengo a ti, así que ya no estoy solo.

-Muy cierto, ahora me tienes a mí -sonrió la chica. -Y yo solo te tengo a ti porque no conozco a nadie más.

-Espero que no te busques amigos nuevos y me dejes de lado -Stiles le dio un codazo suave mientras reía.

-Lo mismo digo.

Stiles la miró un momento y dejó de reír.

-No quiero amigos nuevos, me gusta nuestra nueva amistad.

-Es todo lo quería oír -sonrió Lydia.

Safe and sound || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora