Había un montón de hojas esparcidas por la mesa de la cocina de Lydia. Nada más volver Stiles de la comisaría con el archivo en sus manos y una amplia sonrisa en la cara, habían sacado todos los informes que contenía la carpeta del caso para empezar a leerlos y adentrarse en el tema en cuestión.
Se trataba de la muerte de una mujer, Marley Walls, que había tenido lugar en la institución donde acudían los enfermos mentales del pueblo. El lugar se hacía llamar Eichen House, y estaba construído sobre un antiguo campo de refugiados de la Segunda Guerra Mundial. Las lenguas decían que quien entraba allí no podía escapar del eco que producían las voces de todas las víctimas que había habido en el lugar a lo largo de los años.
-¿De verdad que esto no estaba entre los casos importantes? -preguntó Lydia una vez Stiles le había puesto en situación respecto a Eichen House.
-No, pero hay un motivo. Fíjate en esto -dijo él señalando un punto en uno de los papeles. -El caso está catalogado como muerte súbita de la paciente, por eso no parece tener tanta importancia, pero mi padre ha escrito aquí posible asesinato con tinta roja.
Stiles la miró alzando las cejas y abriendo mucho los ojos.
-O sea que tu padre sospecha que esto ha sido una muerte planeada...
-Exacto, pero como no hay pruebas que lo demuestren todavía no lo ha podido poner en la pila de casos urgentes.
Lydia rodeó la mesa y se puso al lado de Stiles para contemplar todos los papeles desde su mismo ángulo.
-De acuerdo, pues empecemos -dijo asintiendo.
Dos horas después, habían leído prácticamente hasta el último detalle en los informes, pero no habían sacado nada en claro. No había nada que evidenciara un posible asesinato, así que el Sheriff debía de haberlo apuntado por intuición propia.
Stiles suspiró, frustrado, y se pasó las manos por la cara. Tenía que haber algo que les dijera por dónde empezar. Empezó a dar pasos de un lado a otro de la cocina frotándose las manos. De vez en cuando se rascaba la nuca y miraba hacia la mesa, como si le estuviera viniendo una idea, pero tan pronto como venía se iba y volvía a quedarse en blanco.
Cuando ya había caminado tanto como si hubiera dado una vuelta a todo el pueblo, Lydia se levantó de la mesa y se colocó frente a él, obligándole a parar. Le envolvió ambas manos entre las suyas y se las acercó al rostro. Sus ojos se conectaron y Stiles sintió como si la chica le estuviera mirando directamente en el alma. Tuvo que contener la respiración para no empezar a hiperventilar.
-Stiles, no te alteres -le tranquilizó Lydia. -Solo llevamos poco más de dos horas con esto. No puedes pretender tenerlo todo solucionado en este tiempo.
Stiles miró sus manos unidas durante más rato del que le hubiera gustado.
-Ya lo sé, pero no tenemos nada...
Lydia le mostró una pequeña sonrisa.
-Algo encontraremos, seguro que antes de darnos cuenta ya has encontrado una pista que nos lleve a algún sitio.
Stiles apretó los labios y en seguida tuvo una idea.
-Podemos empezar por ir a Eichen House a echarle un vistazo a la celda de la mujer.
La cara de Lydia se ensombreció fugazmente cuando fruncio el ceño. Stiles pensaba que le iba a decir que no era una buena idea, sin embargo accedió. Sin perder mucho más tiempo, salieron de la casa, se metieron en el coche de Lydia y pusieron rumbo a Eichen House.
Una vez allí, ambos cruzaron la enorme verja que los conducía al tétrico edificio. Stiles solía ir por allí de pequeño, con Scott, a jugar a policías. Ahora la situación era parecida, solo que el juego era verdad. Y con Lydia.
En la recepción del edificio, un hombre corpulento los atendió de mala gana. Lydia se adelantó a Stiles y fue la primera en hablar.
-¿Sería posible acceder a la celda de la paciente Marley Walls? -preguntó directamente.
El hombre la miró de arriba a abajo con cara de pocos amigos, puso una mueca y se rió de ella. Stiles dio un paso adelante, enfadado, pero Lydia alargó su mano para entrelazar sus dedos. El chico paró en seco, un poco más calmado.
-Tranquilo, lo tengo controlado -le susurró Lydia de lado.
Stiles le apretó la mano instintivamente, y no podía negar que de ese modo se sentía mejor.
-Niña, sabes que esa mujer está muerta, ¿verdad? -el recepcionista se inclinó hacia delante con una sonrisa de superioridad. -Nadie puede entrar ahí sin un buen motivo.
Lydia apretó los labios y se sacó un billete de 50 dólares del bolsillo para pasárselo discretamente al hombre. Parecía que ya había contado con ello.
-¿Y ahora? -preguntó Lydia.
El hombre cogió el billete y lo miró un segundo antes de volver a mirar a Lydia. Estaba sopesando la oferta, pero Stiles vio en sus ojos que desde el momento en que había entrado dinero en juego iban a conseguirlo. No tenía mucha pinta de ser devoto a su trabajo como celador.
-Vamos por aquí -dijo finalmente, levantándose de la silla y cogiendo un juego de llaves que colgaba de la pared de detrás.
Stiles y Lydia lo siguieron por un laberinto de pasillos. En ningún momento la chica soltó la mano de Stiles, y él no tenía la más mínima intención de hacerlo tampoco. Llegaron ante una puerta y el hombre se detuvo.
-Es aquí. Yo esperaré fuera.
Dicho esto, introdujo la llave en la cerradura, abrió la puerta y Stiles y Lydia entraron dentro. Detrás de ellos, la puerta se volvió a cerrar.
-Ese hombre me da escalofríos -dijo Stiles.
-A mí también, la verdad -Lydia miró la habitación. -Empecemos a buscar.
En cuanto sus manos se separaron, Stiles echó de menos la sensación de calor que Lydia producía en él. Apartó el pensamiento de su cabeza y ambos se pusieron a investigar.
-Te devolveré el dinero -dijo Stiles de repente. -Fue mi idea venir aquí, no deberías haber utilizado tu billete.
Lydia, que estaba buscando dentro del único cajón que había en la mesita de noche, levantó la cabeza para mirarle.
-No hace falta, Stiles.
-Pero quiero hacerlo -le sonrió él.
Lydia asintió tímidamente y siguió con la búsqueda. Por su parte, Stiles había recorrido la vista por las paredes de la celda hasta que se había detenido en la cama, pulcramente hecha. Sin saber exactamente por qué, dio un paso hacia ahí y pasó una mano por la sábana, en dirección a la almohada, hasta que metió la mano debajo de esta.
Sus dedos rozaron algo que estaba seguro no era la funda de la almohada, así que cuando la levantó se encontró con una fotografía. La cogió y se la acercó al rostro para verla mejor.
-Lyds, mira...
Lydia se puso junto a él para ver lo que había descubierto. En la foto se veía a una mujer, Marley, con un bebé en brazos. Stiles le dio la vuelta a la fotografía y vio que había algo escrito por la parte de detrás.
Marley y Leslie Walls, 1990.
Lydia giró la cabeza hacia Stiles con los ojos muy abiertos.
-¿Marley tenía una hija? -preguntó ella.
-Parece ser que sí. Pero algo me dice que no mucha gente sabía de su existencia.
Stiles miró a Lydia y una pequeña sonrisa le iluminó la cara. Ya tenían algo por donde empezar a investigar.
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Safe and sound || Stydia
FanfictionUn día cualquiera de verano, a Stiles le ocurre algo que cambia su forma de ver la vida: consigue salir vivo de un tiroteo. Poco después conoce a Lydia, una extraña chica que poco a poco se hará su amiga y le ayudará a superar los problemas que está...