Relatos de amor

Cuando el dolor te condiciona

Te recuerdo como una persona alegre, con una sonrisa preciosa pintada en la cara, como el mejor ejemplo de "el mejor maquillaje que puede llevar una mujer es su sonrisa". Te ponías tan guapa al reír... Con tu despeinada melena movida por el viento, con tus ojos marrones mirándome contentos, con tu boca abierta dejando escapar carcajadas.
Pero ahora siempre que te visito, te veo llorando, débil, viendo pasar los días, tu vida. ¿Dónde está la chica de la que me enamoré? ¿Dónde ha ido su felicidad?

Me encantaría hablar contigo si pudiese, pero no quiero asustarte y tengo miedo de que te pongas peor. No quiero que te preocupes por mí, estoy bien, en un lugar tranquilo.
No llores más. Cierra los ojos e imagínanos besándonos. Recuerda los te quieros que nos regalábamos, los abrazos, las caricias, los besos... Quédate con eso. Yo quiero recordarte así, y no como estás ahora. Súperalo y se más fuerte. Rehaz tu vida, porque yo quiero verte igual de feliz a como lo eras conmigo. Mereces serlo. No me gusta verte cargada de dolor, con el corazón roto en mil pedazos por mi ausencia.

Tal vez te hable esta noche y te diga esto que quiero que escuches, aunque por la mañana pienses que todo ha sido un sueño. Pero sé que siempre dudarás de si ha sido real.
No me olvides, yo no lo haré. La diferencia es que tú tienes una vida por delante para disfrutar, aprovecha, y yo tengo toda la eternidad para recordarte...