Capítulo 6

96 6 1
                                    

Lo que dijo en la mañana, lo hará realidad. Querrá que deje de verlo y me dirá que no esta bien que me enamoré de él. Me alejará y volveré a inventar historias sin sentido, y de seguro, inventaré historias en las que él me vuelva a hablar.

- Creo que aún nos podemos subir a un juego. -Dice acercándose.- ¿Vamos?

- S-si. -Le respondo un poco confundida.

Paso a un lado mío, dándome a entender que lo siguiera. El último juego. No quiero que sea el último, quiero que sea el primero.

- Mantengan sus brazos y piernas dentro a todo momento. Disfruten el juego. -Dice la bocina que anuencia que empezara el juego.

¿Qué estará pensando? ¿Porqué no sólo dijo que ya se quería ir, o algo así? Estoy nerviosa y con adrenalina. En lugar de estar feliz por sentir el viento en mi cara, siento pánico.

El carro seguía subiendo, y subiendo, y subiendo. No lo pude voltear a ver, sentía mi cara roja y como dije antes, me sentía con pánico.

Los gritos comenzaron. Me sentí asustada, tan asustada que no podía soltar la barra de seguridad y elevar mis brazos. Si, soy chica mala y no hago caso a las instrucciones de seguridad. De todas maneras en éste juego si seguí las instrucciones y todo por lo asustada que me sentía.

- ¡Wow! -Gritaba Efrén.

Por fin lo volteé a ver y se veía con una sonrisa muy forzada. ¿Qué sentirá?

Se detuvo el juego y bajamos. En silenció, salimos del parqué y llegamos al auto. Abrió la puerta del copiloto y subí.

- Gracias. -Dije con la voz seca, después de todo, no había hablado desde hace un rato.

Cerro la puerta, sin decir nada y dio la vuelta hasta la puerta del conductor. Todo se sintió raro. Se sentía un silencio muy incómodo.

- Dime lo que piensas. -Por fin hable.

Estaba manejando y se había parado en una luz roja. Lo volteé a ver desesperada. Quiero saber lo que piensa, quiero entrar en su cabeza.

- Hoy fue muy divertido. -Dice luego de una pequeña pausa.

¡¿Qué?! ¿En serio? ¿Porqué no sólo me aviento por la ventana?

- También creo que fue divertido. -Digo guardandome la frustración, pero... no; no podía soportarlo más.- Me gustas Efrén. Me gustas porque amas a Dios, porqué eres guapo, porqué eres dulce, lindo, respetuoso. Me gustas y siento que éste es el peor momento para decírtelo, pero ya llevo desde antes de conocerte con esto. Siempre te quise hablar, pero me daba vergüenza si en algún momento tus padres me llegaban a ver. Cuando me dijiste que habían 'pasado' y que te habías mudado ahí por ello, me sentí mal por no haberte hablado. Pero de todas maneras, no lo hice y ahora que te conozco un poco y que hablas conmigo tan... bien. Siento todo esto por ti. -Digo y hago pausa.- Se que no quieres que me enamore de ti, me lo dejaste claro por la mañana. Está bien si me dejas de hablar, esta bien. Pero ya dije lo que tenía que decir. Perdón Efrén. Perdón por causarte lastima, pero no es mi culpa de que mis padres nunca estén. Así que ya no lo sientas. Estaré bien... y yo sé... que tú estarás bien, porque ya se que no te gusto. Tu mirada que desvío la mía hace rato dijo lo que sentías. Lo entiendo. Entiendo todo y ya... ya... ya no se que decir. Me desahogue.

Por fin desvíe la mirada hacía la ventana. Ya habíamos llegado a mi casa. Nunca me volteó a ver. No sabía que hacer. Me sentí tonta, tonta por decirle a un hombre de 26 años lo que sentía. Pero por otro lado, me sentí libre y liviana. Me sentí como le dije... desahogada.

- Gracias por todo. -Le digo.- Me iré ahora.

Pensé que me detendría y que me diría, que siente lo mismo. Todos los libros lo dicen, ¿porqué no sucede ahora? ¿Porque no podía ser mi imaginación real? Bajé y entré a mi casa.

¿Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora