Capítulo 9

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En ese momento mi madre se fue, diciendo que iría a la casa a arreglar algunas cosas. De ahí en adelante, todo paso como en cámara lenta. Entra Efrén a la oficina y formalmente saluda a mi padre.

- Gusto verte de nuevo Efrén. -Dice mi padre al apretar su mano.

- El gusto es mío. -Le dice con una sonrisa.- Un gusto verla señorita presidenta. -Me dice y estrecha su mano.

- Gracias. Igualmente. -Digo sacando la sonrisa más falsa del mundo y tomando su mano.

- Tomemos asiento. -Dice mi padre y camina hacía los sillones.

- Primero las damas. -Dice Efrén y deja que tome el lugar enseguida de mi padre.

- Gracias. -Digo y me siento.

Efrén se sienta delante de nosotros de una forma formal, luego mi padre comienza a hablar. Intentaba prestar atención, pero su presencia me ponía de nervios.

- Al momento de hacer eso, sus ganancias aumentaran. -Dice mi padre con un brillo en sus ojos.- ¿Qué opina?

- Me gusta mucho la idea -dice Efrén- pero... su hija ya estaría encargada, ¿no es así? -Cuando lo dice, dirijo mi vista hacía la suya, y lo veía atenta.

- Ella sera mi suplente. Pero yo aún seguiría al mando de todo. -Dice mi padre aclarando.- Ella no puede hacer nada sin mi consentimiento. No tiene de que preocuparse.

- No estoy preocupo. Pero siendo su suplente, a lo mejor tiene alguna idea para esto. -Dice y comienzo a irritarme.- Señorita Twain. ¿Tiene alguna sugerencia?

¿Qué le pasa? ¿En serio quiere mi opinión? Sabe que no estoy entendiendo nada, y de seguro mi padre también lo sabe. Intentaré con algo.

- ¿Vende bastantes toallas femeninas? -Pregunto y los dos me ven confundidos.

- No tantos como se deberían. ¿Porqué?

- Esto no tiene que ver con la expansión que quiere hacer de su supermercado. Pero le aseguro, que si cambia las toallas femeninas de donde están los desodorantes, vendería más.

- ¿Has ido a su supermercado? -Pregunta mi papá.

- Si. Pero es incomodo pasar por ese pasillo y que estén hombres en él. Yo digo que las que compran no tienen ni tiempo para decidir que toallas comprar, porque sienten incomodidad de que estén ahí. -Digo viendo a mi padre bastante seria.

Efrén comienza a reír y mi padre se aguantaba la riza. ¿Fue tonto lo que dije, cierto? Pero tonto o no, Efrén se veía lindo.

- Haré algo al respecto señorita Twain. -Me dice con una sonrisa, la cual muy apenas cabía en su boca, pero por una extraña razón, la desvanece al instante.

- ¿Alguna otra cosa que quiera discutir? -Le pregunta mi padre a Efrén y se levanta del sillón.

- No. Ya quedo todo claro. -Le dice con una sonrisa.- Gracias por atenderme.

- Fue un placer. -Le dice mi padre y se despiden de mano.

- Hasta luego señorita Twain. -Dice y estrecha su mano.

- Hasta luego señor Millar. -Le digo, tomando su mano.

Su toqué fue suave y se sintió un suave apretón, el cual envió un impulso eléctrico por todo mi cuerpo. Cuando me soltó salio por la puerta sin decir mas. Y me sentí igual que la vez del parque de diversiones.

En fin, se fue. Mi padre y yo salimos de ahí en dirección a nuestra casa. Al llegar esperamos a mamá en el auto. Mi padre le había hablado diciendo que estábamos afuera.

¿Por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora