Merrill
Esto era un asco. Debí haber supuesto que lo sería cuando mi adorable hija se había molestado por la propuesta del duque von Shane, y la entendía, de verdad, sabía que no era agradable que te obligaran a casarte, pero es que si seguía dejándole la elección a ella...bueno, digamos que nunca tendría nietos, y quería nietos, pequeños y lindos bebés con el carácter de Kat.
Y ahora aquí estaba, en un carruaje con una hija molesta y con una casi madre asegurándose de hacerme hablar para que no pensara en el hecho de que iba a tener que ver a Mirana...otra razón por la que esta noche iba a ser un asco y un posible desastre en potencia.
Ugh, esto era más sencillo cuando Ava estaba viva, al menos verla a ella lograba hacerme sentir lo suficientemente culpable como para que el pensamiento de mi pesadilla rubia no estuviera tan presente.
-Ya llegamos-La voz de Adelia llamó mi atención, y por mucho que lo detestara mi pulso se aceleró.
Bajé primero del carruaje, ayudé a Adelia a que hiciera lo mismo y luego a Katharina, quien esta vez sí acepto mi ayuda, bueno, eso era un avance, ahora sólo me faltaba que dejara de lanzarme miradas molestas. ¿De quién había heredado su maldito carácter? oh, sí, de mí.
Los tres caminamos con tranquilidad, y no necesitaba mirar para poder sentir la presencia de la reina de Vellaris y de sus hijos.
-Reina Mirana-Saludé mientras hacia una referencia, quería hacer todo lo posible para retrasar tener que mirarla, Dios, como odiaba hacerlo, odiaba saber que la recordaba a la perfección.
-Rey Merrill-Respondió cordial.
Levanté mi mirada hacia ella, y maldición, definitivamente era un masoquista, no podía ser que cada vez que la veía la encontrara más hermosa, con su cabello rubio y sedoso, y sus ojos verdes que me perseguían hasta el día de hoy.
Desvié rápidamente la vista hacia su hija, que si bien se parecía a su madre no me hacía sentir absolutamente nada, es decir que mirarla a ella o a su hermano me daba lo que se podría considerar una paz extraña. Y ahora que pensaba en su hermano...contuve una pequeña sonrisa cuando lo vi aparecer detrás de su hermana, sus ojos como los de su madre (agregando un pequeño brillo burlón) se pasearon por un par de lugares antes de fijarse en mi hija.
-Princesa Katharina.
Noté como mi hija se tensaba por culpa del hastío.
-Príncipe Damen-Dijo con frialdad.
Quise reír, ese chico era, aparte de mí, Derek y Kellen, el único capaz de hacer que mi hija sacara su mal carácter, aunque la diferencia era que ella odiaba al príncipe de Vellaris.
Quise suspirar, como hubiera querido sentir por la madre lo mismo que ella sentía por el hijo.
***
Bien, lo acepto, el hijo de Mirana no me desagradaba, incluso podría decirse que me caía bien, pero en este momento quería ir, agarrarlo del cuello y alejarlo mínimo cien metros de mi hija, ¡¿y por qué diablos ella no lo alejaba?!, Kat podía ser lo que sea, loca, rebelde y respondona, pero nunca, nunca, una suicida, no es que fuera a morir en serio, pero ella creía que sí, y eso debió haber sido suficiente como para que ella mantuviera alejado a ese chico.
Katharina se acercó un poco más a Damen y quise levantarme, iba a medio camino cuando un escalofrió que sólo podía ser causado por una persona recorrió mi columna. Me volteé a ver a Mirana, sus ojos verdes persistentes en los míos, no era necesario que abriera su boca para saber lo que quería decirme: no metas la pata.
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Escenas extras
FantasyPara Katharina Elisabeth Emmaline von Führen su vida es como una pesadilla la mitad del tiempo, ¿pero qué piensan su familia y amigos de sus locuras?