Capitulo 9

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Mirana 

-¿Dando tu paseo nervioso del día?-La voz de Merrill se coló por mis oídos con una facilidad que resultaba casi irritante.

Me volteé para mirarlo, tenía el mismo aspecto que había tenido los últimos dos años, es decir, el de un hombre que apenas comía y dormía, verlo así hacía que mi corazón doliera quizás demasiado, pero no era como si yo pudiera hacer algo al respecto, de hecho estaba convencida que la única que podía aliviar el dolor que lo aquejaba era su hija apareciendo por la puerta.

-No voy a escuchar eso de alguien que da al menos diez de esos al día.

Rodó los ojos antes de sentarse en un sillón que estaba sospechosamente cerca del mueble que contenía el whisky, oh, estaba realmente equivocado si creía que iba a dejarlo beber a esta hora del día.

-¿Puedes culparme?-Preguntó.

-Nunca te he culpado-Dije mientras tomaba asiento frente a él.

Y la verdad es que si nos poníamos a pensar nunca lo había culpado de nada, en realidad.

-¿No ha habido ninguna noticia?-Preguntó.

-No-Dije en un suspiro-, hay que tener paciencia, el mundo humano es muy grande y Katharina podría estar en cualquier lado.

Él se pasó una de sus manos por su rostro y su vista vagó peligrosamente hacia el mueble que había cerca de él, me crucé de brazos.

-Ni se te ocurra, Merrill von Führen, a tu hija definitivamente no le gustaría verte borracho a plena tarde.

-No me voy a emborrachar-Murmuró.

Arqueé una de mis cejas.

-Merrill, mis hijos están en algún lugar en una dimensión desconocida mientras buscan a tu hija, así que definitivamente no creo que sea una buena idea que tu "yo" adolescente e irresponsable haga su reaparición milagrosa.

-Que raro, antes no te quejabas de mi "yo adolescente e irresponsable".

Rápidamente tomé un pequeño cojín que había en mi asiento y se lo tiré a la cabeza, y definitivamente debía estar mal como para no poder esquivarlo.

-Hey-Se quejó.

-Agradece que no fue algo más pesado-Siseé-. Merrill, la que puede comportarse como una niña insensata es tu hija, no tú.

-Sí, bueno, creo que ella pensó lo mismo que tú cuando se largó.

Suspiré mientras lo miraba, aún no entendía de que me sorprendía, lo conocía lo suficiente como para saber que el coraje no se le iba a pasar hasta que pudiera regañar a su única hija, y hasta que ese momento llegara se iba a desquitar con todos los que tuviera a su alrededor.

-Merrill, intenta entenderla aunque sea un poco...

-¡No puedo!-Interrumpió-, he estado dos malditos años intentando entenderla pero no puedo, no puedo entender que se fuera así, ni porque no confió en mí con esto, soy un asco de padre y un asco de hombre que no puede cumplir la última maldita promesa que le hizo a su esposa moribunda.

Mi cuerpo estaba temblando para cuando terminó, Dios, esto era peor de lo que pensaba.

Mi cuerpo se movió antes de que pudiera pensarlo dos veces, antes de que pudiera darme cuenta estaba sentada a su lado y mis brazos lo envolvían en un abrazo. 

-No eres un mal padre, Merrill, y créeme que si Ava estuviera viva estaría de acuerdo conmigo.

-¿Entonces por qué no me dijo nada?-Preguntó mientras escondía su rostro en la curva de mi cuello.

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