Mirana
Esto era un desastre, ni mis más aterradoras pesadillas se comparaban a la realidad, había pasado siglos pensando en el día en el que tendría que decirle a mis hijos la verdad, pero definitivamente nunca imaginé que sería así.
Miré de reojo a todos en la habitación, Kellen y Galia cuchicheaban entre sí, Merrill caminaba de un lado a otro mientras le disparaba miradas a su hija, quien junto al resto de nuestros hijos nos miraban con una mezcla extraña entre miedo y expectación.
-¿Desde cuando lo saben?-La voz de fría de Merrill despertó las alertas en mi interior, ese tono no era bueno.
-Desde el baile de equinoccio de primavera-Contestó su hija.
-Eso fue hace meses, Katharina.
Debía reconocerle a la princesa de Irasbett el hecho de mantener la mirada de su padre, la gran mayoría de las personas que conocía agachaban las cabezas asustados.
Merrill volvió a emprender su merodeo, al menos lo hizo hasta que fijó esos ojos que tanto me encantaban en mí.
-¿Tú no planeas decir nada?
-Que si sigues caminando de un lado a otro, vas a terminar por hacer un agujero en el piso-Dije evitando mirarlo, algo me decía que si lo veía a los ojos íbamos a terminar discutiendo, y sinceramente, dudaba que este fuera el mejor momento para que nos pusiéramos a pelear.
Sentí su mirada fulminante sobre mí, bien, creo que había metido la pata de todas formas.
-Esto es serio, Mirana, no es momento para que tu carácter salga a relucir.
Esta vez fui yo quien le disparó una mirada fulminante, oh, Merrill Alaric Balz von Führen, no te convenía empezar tú una discusión, por muy frustrado que estuvieras. Y sólo para que constara, tenía razón, verlo a los ojos sólo logró que la situación empeorara.
-Y el burro habló de orejas-Siseé.
-¿Eso qué quiere decir?
-Oh, nada, señor siempre-tengo-razón.
-¿Quién es la que está siendo hipócrita ahora, señora no-me-contradigan?
Y así, damas y caballeros, inició una de las famosas discusiones entre los reyes de Vellaris e Irasbett, lo más gracioso del tema era que sabía que esto era estúpido e inmaduro, pero no podía evitarlo, estas peleas ridículas era lo único que podíamos mantener del tiempo en que nos conocimos, bueno, al menos lo único que podíamos mantener sin herir a nadie o causar alguna catástrofe.
Era vagamente consciente de que todos en la habitación nos estaban mirando, algunos interesados y otros extremadamente aburridos (mi querida hermana se encontraba entre estos últimos). Ya llevábamos un buen rato discutiendo cuando sentí como dos personas se aclaraban la garganta, no necesitaba voltearme para saber que Ciro y Adelia eran los responsables, por lo que no lo hice.
-Creo que ya montaron el suficiente espectáculo por ahora-La estricta voz de Adelia nos hizo reaccionar suficiente como para darnos cuenta de la corta distancia que habíamos adoptado, pero no fue suficiente como para que hiciéramos algo al respecto.
-Joven Merrill, señorita Mirana-La voz tranquila de Ciro, en cambio, logró que nos alejáramos lo suficiente como para que pudiera volver a pensar con claridad.
Le dediqué una última mirada de enojo al hombre terco e irritante que tenía frente a mí antes de voltearme y cruzar mis brazos contra mi pecho, detestaba comportarme como si fuera una niña de diez años, pero por alguna razón no tan desconocida, Merrill siempre lograba que mi nivel de madurez disminuyera considerablemente.
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Escenas extras
FantasyPara Katharina Elisabeth Emmaline von Führen su vida es como una pesadilla la mitad del tiempo, ¿pero qué piensan su familia y amigos de sus locuras?