Bien, lo admito, esta no era la primera vez que espiaba una de las conversaciones de mi tía con mi madre, pero, hey, no podían culparme, más de la mitad de la veces el tema de conversación era yo y mi supuesto caso de fobia a los compromisos, cosa que no era cierto, pero supongo que las mujeres de mi familia preferían creer eso en lugar de atenerse a la cruel y cruda realidad de que hasta el día de hoy ninguna mujer había sido capaz de llamar mi atención por el tiempo suficiente como para enamorarme; pero por primera vez en mucho tiempo yo no era el tema, de hecho no creo saber exactamente cuál era el tema, pero debía ser lo suficientemente serio como para que mi madre tuviera esa expresión en su rostro, una expresión que había visto por última vez cuando accidentalmente encontró una marca de labial en mi camisa, durante un baile relativamente importante (en mi defensa no fue mi culpa solamente, además un lado bueno de vivir prácticamente rodeado de mujeres hacía que inventar una excusa no fuese tan difícil).
-No, Galia, no quiero-Dijo mi madre con voz tensa.
-Oh, por favor, no es que no quieras, es sólo que Merrill...
-Merrill no tiene nada que ver con esto, y esta es mi última palabra, Galia.
Vi como mi tía abría la boca y un par de palabras que no alcancé a entender salían de ella, a lo que mi madre le dedicó una mirada de hastío, bueno, esa era mi señal para retirarme sin que ellas sospecharan que yo había escuchado su pequeña discusión, o al menos parte de ella.
Iba caminando por el pasillo de camino a mi habitación cuando mi cerebro terminó de procesar las palabras que había dicho mi madre: "Merrill no tiene nada que ver con esto", repasé en mi mente a cada hombre que nuestra familia conocía, pero yo sólo conocía a uno que se llamara así, y en mi vida había escuchado que ella lo llamara por su nombre de pila, siempre lo había llamado "rey Merrill" o por otros nombres de los que ya ni siquiera me acordaba, pero nunca, nunca, lo había llamado por su nombre, lo que nos llevaba a porque hablaba de él con tanta confianza.
Mis pies se detuvieron en medio del pasillo, mi cabeza pensando a máxima velocidad, intentando encontrar una razón o algún motivo por el cual mi madre había dicho eso, nop, no podía pensar en nada, y no me quería quedar con la duda, nunca me gustaba quedarme con la duda.
Miré hacia los pasillo que había a mi alrededor, busqué el horario de todas las personas que debían estar en esta casa, mi madre estaba con mi tía en el estudio, Caroline de seguro estaba en el jardín recogiendo flores o tomando algo, los guardias deberían estar en el cambio con los del turno siguiente, las mucamas habían estado caminando de un lado a otro sin ninguna razón aparente...Ciro debería estar en la cocina tomando su café de media tarde (ese hombre adoraba el café).
Mis pies se movieron con rapidez a través de los pasillos y de las escaleras hasta que finalmente llegué a la cocina, como supuse Ciro estaba sentado en un mesón alargado, su traje de mayordomo perfectamente arreglado mientras una de sus manos llevaba la taza de café a sus labios de una manera elegante, sus ojos castaños mirando por la ventana, por lo que no se dio cuenta de mi presencia hasta que aclaré mi garganta.
-Joven Damen-Dijo mientras dejaba la taza suavemente sobre su platillo-, ¿necesita algo?
-Algo así...¿estás ocupado?-Pregunté.
-Por favor tome asiento-Dijo con amabilidad mientras señalaba la silla que estaba frente a él en el mesón.
Le dediqué una sonrisa antes de caminar y sentarme frente a él.
-¿Desea una taza de café?-Preguntó.
-No, gracias, estoy bien...en realidad quería preguntarte algo.
-Lo que usted deseé-Dijo con una sonrisa.
-¿Sabes algo sobre mi mamá y el rey de Irasbett que yo no sepa?-Pregunté.
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Escenas extras 2
FantasyTodos sabemos como Katharina se enamoró de Damen, ahora es el turno de saber como fue la caída del príncipe de Vellaris.