Capitulo 4

1.2K 109 3
                                    

Los toques en la puerta hicieron que levantara la vista del libro que tenía entre las manos y la miré.

-Adelante.

La puerta se abrió lentamente y pude ver como mi madre se asomaba por ella, cerré el libro y me enderecé con rapidez en la cama al tiempo que le sonreía.

-¿Sucede algo, mamá?

Ella me sonrió de vuelta y se movió hasta que se sentó junto a mí.

-Nada, sólo quería ver que hacía el príncipe de la casa.

-Literalmente lo soy-Murmuré.

Ella se rió, eso me gustaba, me encantaba ver reír a mi madre, especialmente ya que los únicos que la hacíamos reír éramos lo miembros de nuestra familia...o eso era lo que creía al menos, sacudí mi cabeza, lo mejor era que no pensara en ello de momento, la idea de mi madre engañándome seguía doliendo como si me acabara de enterar de la posibilidad.

-Estoy un poco preocupada, hijo-Dijo finalmente.

Parpadeé mientras fruncía el ceño, esto ya me estaba empezando a dar mala espina, ¿qué se traía entre manos?

-¿Por qué?-Pregunté.

-Últimamente has estado actuando un poco extraño.

Diablos.

-No entiendo a que te refieres, madre.

-¿Qué hay con todos esos paseos que has hecho últimamente?-Preguntó.

Sonreí, bueno, creo que podía manejar esto.

-¿En serio quieres que te cuente que hago?-Pregunté con el mejor tono arrogante que fui capaz.

Ella rodó los ojos, bueno, creo que estaba funcionando, en su cara estaba la típica expresión de no querer escuchar sobre mis aventuras amorosas.

-Por Dios, no entiendo a quien saliste, jovencito, tú padre no era así.

Me reí ante ello, mi padre era todo lo contrario a mí, tranquilo, sereno y con ojos sólo para una mujer: mi madre. Sí, definitivamente muy distinto a mí.

-Ay, mamá, no entiendo de que te preocupas, no es como si te hubiese vuelto abuela sin estar casado, además, no es como si realmente la gente llegara virgen al matrimonio.

Ella se removió incomoda en su puesto, eso llamó mi atención, nunca hablaba de estos temas con mi madre, pero realmente no creía que el hecho de hablar de sexo con sus hijos la pusiera así.

-¿Qué ocurre?

Ella enfocó sus ojos en mí, esos ojos que eran iguales a los míos pero que tenían un velo de misterio que los cubría, toda mi vida me había preguntado que eran lo que guardaban, pero no era hasta ahora que tal vez me acercaba a la verdad.

-Nada, Damen, es sólo que eres un poco demasiado directo, para algunos eso puede resultar incómodo.

-Pero no para ti, eres incluso más directa que yo-Dije mientras me cruzaba de brazos.

 -Cierto, pero eres mi hijo, te vi nacer y crecer, incluyendo tus diez primeros años donde creías que las niñas tenían gérmenes, así que hablar de sexo contigo sigue resultando un tanto extraño, a pesar de que lo conozcas desde más tiempo del que me gustaría aceptar...agradezco que Caroline sea más discreta que tú.

La miré mal ante eso, sí claro, como si hubiera permitido que alguna vez que un tipo se acercara lo suficiente a mi hermanita, a ella definitivamente iba a mantenerla limpia de las manos de los hombres hasta que se casara, y como no planeaba permitir que lo hiciera en un futuro cercano no había problema.

Escenas extras 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora