Capitulo 10

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Podía sentir la mirada de Derek sobre mí, sabía porque lo estaba haciendo, así como sabía lo que estaba cruzando por su cabeza...y realmente no quería hablar del tema.

-Damen-Llamó.

Fingí no escucharlo, lo que resultaba un poco difícil si considerábamos que éramos los únicos en la habitación.

-Damen-Intentó de nuevo.

-¿Qué?-Pregunté, más que nada para no molestarlo.

-¿Cuando vas a perdonar a Kat?-Preguntó.

-No sé de que hablas-Hacerme el idiota me parecía una buena idea en este momento la verdad.

-Apenas le hablas, Damen, y cuando lo haces no es en un tono exactamente conciliador.

Contuve los deseos de gruñir, ugh, ni siquiera yo entendía muy bien lo que me pasaba, era sólo que había algo sobre la idea de perdonarla y hacer como que todo esto no había pasado que simplemente me molestaba, y por consiguiente lograba que me molestara con ella.

-¿Cual es el punto de que la perdone?-Pregunté-, ni que eso fuera tan importante para ella.

Derek abrió la boca antes de cerrarla de golpe, la mueca en su rostro era la de alguien que casi había metido la pata, y eso fue suficiente para llamar mi atención, sin embargo me las arreglé para no demostrarlo, no necesitaba que se dieran cuenta que estaba desesperado por significar algo para ella.

-Damen, sabes que le importas-Dijo Derek, por lo que le dirigí una mirada, entonces negó con la cabeza-, no puedo decir nada más, entiéndeme.

Suspiré, sabía que no iba a decir nada más. Supongo que tendría que conformarme con ello.

De momento.

***

Podía sentir los pasos de Kat siguiéndome por los pasillos, estaba haciendo mi mejor esfuerzo por ignorarla, pero al parecer ella no captaba la indirecta, o no quería hacerle caso.

Finalmente me hartó la paciencia y entré a la primera habitación que encontré, no sin antes dirigirle una mirada molesta, ¡¿es qué acaso no comprendía que no quería hablar con ella?!

Escuché la puerta cerrarse con un pequeño chasquido, y algo en mi interior se removió, maldición, no quería sentir esto.

-¿Qué quieres, Katharina?-Pregunté con voz plana, era la única manera de que no gritara.

Ella me miró y tragué saliva de manera casi imperceptible, maldición, estaba molesto con ella, no era justo que se viera tan hermosa cuando estaba molesto con ella.

-¿Por qué sigues tan molesto?

La observé en silencio, ¿eso era un pregunta retórica?, porque si no lo era, era bastante estúpida.

-No estoy molesto-Mentí.

-¿Entonces qué te pasa?

-No me pasa nada, Katharina-Otra mentira.

-Estás mintiendo-Dijo con frustración.

Alejé mis ojos de ella, no me agradaba verla así, a pesar de todo me seguía preocupando por ella, aunque a ella no le hubiese preocupado en lo absoluto lo que nos podía pasar a nosotros cuando se marchó.

-Damen.

Volví a mirarla, diablos, seguía con la estúpida lucha interna que había tenido cuando la tuve cerca de nuevo, una lucha entre el deseo de sacudirla o besarla hasta que ya no me hiciera estragos en el cuerpo.

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