No recordaba con exactitud cuando fue la primera vez que soñé con Katharina, sin embargo sabía que eso se había repetido una cantidad casi infame de veces, era por ello que cuando la besé, por un pequeño momento, pensé que el estar besándola también era parte de un sueño, pero a diferencia del resto de las veces, esta vez se sentía más vívido de lo normal, esa fue más o menos la primera pista, y la segunda (y fue la que más me convenció), era que durante un tiempo en el que no quería ni pensar había imaginado los sonidos que salían de su boca, pero ahora se escuchaban mucho mejor de lo que había imaginado.
Separé mis labios de los de Kat por un par de segundos, en parte para poder mirarla y también para poder recuperar el aire. Muy bien, el hecho de saber que estaba besando a la verdadera y no sólo a una ilusión hicieron que todo lo que podía quedarme de cuerdo desapareciera por completo.
Junté mis labios con los de ella otra vez, bendito infierno, esto se sentía incluso mejor que la primera vez que la había besado, sus labios seguían siendo suaves y la sensación de su boca contra la mía seguía quitándome la respiración, sin embargo me estaba volviendo aún más loco que antes.
Era vagamente consciente de que mis manos estaban yendo de un sitio a otro, hasta que finalmente tomaron su cintura y con un movimiento nos volteé hasta que su espalda dio contra el colchón y cubrí su cuerpo con el mío.
Sentía mi corazón golpear fuertemente contra mis costillas y el calor expandiéndose por mis venas hacia cada parte de mi cuerpo, en este preciso momento no quería pensar en nada más que la sensación de su cuerpo contra el mío.
¡Maldición!, esta era la primera vez en años que sentía deseo por una mujer, y claramente tenía que ser Katharina para que sucediera.
-Damen, tenemos que parar-Gimió apenas empecé a recorrer su cuello con mi boca.
-No, todavía no-Dije, y apenas reconocía mi voz.
-Damen...-Se detuvo cuando encontré un punto sensible en su cuello, aguanté una sonrisa.
-Por favor, sólo un poco más, preciosa-Pedí.
-Pero...
Me separé de ella lo suficiente como para poder mirar sus ojos.
-Por favor, preciosa, mi cerebro sigue medio dormido, lo que significa que mi sentido común aún no aparece para recordarme la lista de razones por las que no debería estar haciendo esto...quiero besarte y tocarte tanto como pueda antes de que eso pase.
Kat me miró por un momento antes de atraer mi rostro al suyo y besarme, de acuerdo, supongo que eso era un "sí".
La seguí besando el tiempo suficiente como para que el oxígeno dejó de existir en mis pulmones, sin embargo los breves momentos en los que tuve que separarme de ella para sacar nuestras camiseta por sobre nuestras cabezas fueron suficiente para respirar lo suficiente como para aguantar un poco más de tiempo, ¡oh, al diablo!, si seguir besándola significaba morirme por falta de aire, lo hacía gustoso.
Mis labios recorrieron la piel que estaba a mi alcancé, las alertas estaban sonando en mi cabeza, sin embargo las ignoré, cada pensamiento racional se había fundido casi por completo, mi cuerpo estaba sintiendo más cosas de las que creí capaz, era como si todas las sensaciones que habían estado dormidas durante todo este tiempo habían resurgido con unas fuerzas que realmente no me esperaba.
Mis manos se dirigieron hacia los tirantes de su sujetador y los bajé, quise pellizcarme para asegurarme que esto no era realmente un sueño, ¿cuantas veces había soñado con hacer esto?
Una de mis manos se dirigió a su espalda y avanzó hasta llegar al broche de su sujetador, pero unos molestos golpes en la puerta impidieron que lo desabrochara. Sin embargo no fui capaz de concentrarme realmente hasta que pasaron un par de segundos.
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Escenas extras 2
FantasyTodos sabemos como Katharina se enamoró de Damen, ahora es el turno de saber como fue la caída del príncipe de Vellaris.