Epílogo

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Me apoyé en el marco de la puerta de la biblioteca en silencio mientras una pequeña sonrisa se asomaba en mis labios, siempre me divertía cuando veía a mi querida esposa estudiando con ojo crítico los libros que había en los estantes, a estas alturas lo más seguro es que se los hubiera leído todos, pero aún así me la encontraba aquí casi siempre.

Pasaron algunos minutos antes de que ella finalmente sacara un libro de su lugar, aunque desde mi lugar no podía leer el título de la portada.

Vi como se retrocedía hasta quedar apoyada contra el gran y sólido escritorio de madera y abría el libro en el principio aún a espaldas de mí. Contuve una risa antes de acercarme con sigilo a ella.

-¿Qué lees?-Pregunté en un susurró mientras me inclinaba sobre el escritorio y le hablaba al oído.

Kat pegó un pequeño salto antes de voltearse con rapidez para mirarme, sus ojos azules me miraban con un pequeño deje acusatorio.

-Me asustaste, tonto.

Me reí antes de rodear el escritorio, sus ojos siguiéndome todo el trayecto, me puse frente a ella y coloqué mis manos en sus caderas, luego la levanté hasta dejarla sentada sobre el escritorio, mantuve mis manos en su sitio.

-¿Qué estás leyendo?-Pregunté nuevamente.

Ella suspiró antes de mostrarme la portada del libro, era una colección de cuentos infantiles, los mismos cuentos que solíamos leerles a nuestros hijos antes de que se fueran a dormir.

-Preciosa, te sabes estos cuentos de memoria-Indiqué.

-¿Y qué?, me gustan.

Sonreí, a veces era realmente adorable.

-Mientras te haga feliz puedes leer lo que quieras, Katharina.

Fue su turno para sonreírme, y luego me besó, un beso que suponía quería ser corto pero que no le permití terminar hasta que ella colocó una mano en mi pecho para alejarme. Hice un mohín, a lo que ella rodó los ojos.

-Alguien nos va a ver.

Esta vez fue mi turno para rodar los ojos.

-Kat, estamos casados hace más de siete años, el mundo entero está acostumbrado a vernos besándonos. Además, ya se durmieron todos, incluyendo a los niños.

-Sí, pero se van a despertar apenas Ashlyn lloré.

Volví a rodar los ojos, sí, bueno, mi pequeña y hermosa hermana menor tenía apenas ocho meses, por lo que de vez en cuando seguía despertando en las noches llorando. No podía ser de otra manera, después de todo era igual de exigente que sus hermanas y su madre.

-Sí, pero mamá y Merrill se van a pelear por atenderla y no van a darse cuenta de nada más.

Ella entrecerró los ojos hacia mí, pero no pudo decir nada, sabía que tenía razón. 

La volví a besar antes de que se le ocurriera algo que decir, ese par de labios suaves me seguían volviendo loco aunque ya hubiesen pasado años desde la primera vez que los toqué. Sus dedos acariciaron suavemente mi mandíbula mientras mis manos atraían su cuerpo más cerca del mío, sus piernas enredándose alrededor de mis caderas.

-Hablo en serio, Damen, al menos deberíamos cerrar la puerta.

Abrí un poco mis ojos para ver la puerta que había dejado abierta tras de mí, la oscuridad al otro lado se veía imperturbable.

-No va a venir nadie, Kat.

Ella no dijo nada mientras me miraba. Suspiré.

-Oh, vamos, ¿qué es lo peor que puede pasar?¿qué Nikolai nos vean?

Ella abrió los ojos de manera casi desmesurada, oh, por favor, que agradeciera que Erika y Marianna aún no se atrevieran a adentrarse en la oscuridad solas.

-¿Te das cuenta de que algún día va a enterarse de como lo conseguimos a él y a sus dos hermanas?

-Tres.

-Bien, tres-Me detuve-¿Tres?

Kat me dedicó una mirada nerviosa.

-Tres-Repitió.

-¿Tres?

-Aunque no sé si sea niña, puede que sea niño, quiero decir, Nikolai quiere un hermanito ¿no?, por supuesto estaría feliz con otra niña...¿Damen?

La levanté del escritorio antes de que ella pudiera darse cuenta, sus piernas afirmándose con más fuerza a mi alrededor mientras sus brazos se enredaban en mi cuello para no caerse. Me las arreglé para que mis ojos encontraran los suyos.

-¿Bebé?-Pregunté para asegurarme.

-¿Sorpresa?-Fue toda la respuesta que necesité.

La besé antes de poder detenerme, aunque empezamos a reír en mitad del beso por lo que terminamos rompiéndolo.

-¿Así que te convencí?

Kat intentó contener una sonrisa (sin mucho éxito debo añadir) mientras un pequeño sonrojo invadía sus mejillas.

-Oh, cállate, este es el último bebé que tengo.

-No mientras pueda impedirlo.

-Siempre te gusta que se cumpla tu voluntad-Acusó.

-Oh, preciosa, aquí la única voluntad que planeo cumplir es la tuya.

Sus labios se juntaron con los míos mientras mis manos acariciaban su espalda para que luego una de ellas llegara a posarse sobre el vientre en el que crecía mi nuevo hijo o hija. Empecé a caminar hacia la puerta.

-¿A dónde vamos?-Preguntó con sus labios rozando los míos.

-A nuestro cuarto-Murmuré.

Noté como su ceño se fruncía. Sonreí.

-Oh, Katharina van Kleist, ahora voy a necesitar más tiempo del que puedo permitirme aquí.

Negó con la cabeza divertida.

-Hombre exigente.

-No te veo quejarte.

Ella se encogió de hombros. Volví a besarla, incluso mientras subía las escaleras. No sabía que era lo que había hecho para tener la vida que tenía, pero no quería cambiarla por nada del mundo.

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Hola!!!! bien, aqui el epilogo y...estoy llorando un poquito, como sea, espero que las escenas les hayan gustado ^^ porfavor perdonen las faltas ortograficas, voten, comenten o lo q quieran ;3

Nos vemus XD

  

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