Capitulo 15

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Mis manos acariciaron levemente la espalda de Kat mientras la depositaba en la cama con el mayor cuidado del que era capaz. E iba a ser honesto, había estado con bastantes mujeres en mi vida, de hecho era un número que para muchos (incluida mi familia) podía sonar hasta grosero, pero nada de lo que había hecho con ellas se comparaba con lo que estaba sintiendo en este momento con tan sólo sentir su piel contra la mía.

La había estado besando desde que la había visto casi desnuda por primera vez, y mis labios no dejaron los suyos hasta que decidieron emprender un reguero de besos a lo largo de su garganta, y disfruté de cada gemido y cada suspiro que salieron de esa boca que tanto me gustaba, podía estar horas y horas escuchándolos y no me iba a cansar de ellos. 

Iba más o menos en la curva de su cuello cuando sentí como sus manos se posaban en mi espalda baja y hacían que mis caderas bajaran hasta que se apoyaron contra las suyas, solté un gemido pero no detuve mi recorrido, tenía que tomarme esto con calma, por mucho que eso me costara, quería que esta vez resultara lo mejor posible, especialmente para ella.

-Damen-Llamó.

Estaba en la base de su garganta cuando levanté mi rostro para poder mirarla a los ojos. 

-¿Ocurre algo malo?

Ella negó con su cabeza mientras mordía un poco su labio inferior. Alejé mi rostro de su piel y me dirigí una vez más hacia sus labios para besarla, no dudó en responderme el beso y enredó sus manos en mi cabello mientras que sus piernas hacían lo mismo con las mías.

-Relájate ¿de acuerdo?-Pedí-, prometo que seré lo más cuidadoso que pueda.

Los labios de Kat formaron una pequeña y dulce sonrisa, era lo más hermoso que había visto en toda mi vida, maldición, quería que mis hijos tuvieran esa sonrisa.

-No es eso-Murmuró.

-¿Entonces?

-Te amo.

No pude contener la sonrisa.

-Lo sé, y yo te amo a ti.

Me sonrió una vez más antes de atraerme en otro beso, y no importaba cuantas veces me dijera que me amaba, tenía la sensación de que el aleteo en mi estómago cuando lo hacía no iba a desaparecer nunca.

Una de mis manos se alejó del colchón y masajearon uno de sus costados antes de acariciar uno de sus pechos, la sentí tensarse un segundo bajo mi cuerpo antes de derretirse y soltar un gemido bajo, e hice un esfuerzo por no imitarla. Cuando me aseguré de que estaba cómoda con el que la estuviera tocando de esta manera volví a mi recorrido de besos en el mismo lugar donde lo había dejado, y no tardé mucho antes de envolver mis labios alrededor de uno de sus pezones, gimió y contuve una sonrisa petulante, sí, era un idiota, lo admitía, pero era un idiota con más suerte de la que merecía y en definitiva no me iba a quejar de ello. 

Lamí, mordisqueé y besé hasta que la respiración de Kat estuvo completamente acelerada, y no fue hasta entonces que atendí su otro pecho, podía sentir sus manos tirando suavemente de mi cabello mientras mi lengua daba pequeños y juguetones toques a un pezón ya endurecido.

Podía sentir el dolor en mi entrepierna aumentando con cada segundo que pasaba, pero aún así me las arreglé para no apresurar las cosas, hasta donde tenía entendido la primera vez de las mujeres podía ser dolorosa si no se preparaba lo suficiente, por lo que planeaba esperar hasta que Kat estuviera completamente relajada y lista.

En algún momento (no sabría decir cual exactamente) las caderas de Kat hicieron un pequeño movimiento hacia arriba, jadeé cuando la sensación me invadió y tuve que tomar cada gota de cordura para no moverme contra ella.

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