Capitulo 2

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Podía sentir los ojos de mi hermanita pequeña taladrando mi nuca. Era increíble que ese dulce par de ojos verde claro pudieran doler tanto, lo que hacía que de vez en cuando en serio me lamentara por la pobre alma que compartiría su vida con ella.

-Caroline-Llamé-, ¿puedes por favor decirme de una maldita vez lo que pasa?

-Te llevas muy bien con ella, ¿no te parece?, digo, para alguien que no está interesado-Dijo, y no necesitaba voltearme para saber que sus ojos estaban entrecerrados hacia mi dirección.

Quise suspirar, pero lo contuve. No entendía porque, pero Caroline era tan protectora conmigo como yo con ella, era como si mi hermana pensara que era un tipo de imán de problemas, ¡y no lo era!, según mi madre era yo el que los buscaba, pero esa era historia para otro día.

-¿Y qué pretendías?¿que me aburriera diez minutos al año?, sabes que no soporto el aburrimiento.

-Creo que ya he mencionado antes que cuando la ves se te cae la baba, hermano mayor.

Rodé los ojos, no iba a dejar ir el tema tan fácil ¿cierto?

Hora de cambiar de estrategia.

-En primer lugar, sabes que no babeo por una mujer, nunca. Y en segundo lugar, supongo que me puede gustar tanto como a ti su amiguito-Dije.

Sentí como ella se detenía, por lo que hice lo mismo y me volteé para mirarla, sus ojos verdes eran como los de mi padre, aunque era lo único que tenía de él, en lo que respectaba al resto, mi hermana era igual a mi madre, hecho que no hacía de mi vida un jardín de rosas, exactamente, o tal vez sí, sólo que en lugar de sentir las rosas, sentía las espinas.

-No, gracias, he vivido toda mi vida con un mujeriego, no necesito enamorarme de uno. Damen, durante toda mi vida he visto la larga e interminable fila de mujeres con el corazón roto porque no puedes ofrecerles nada más que un buen rato.

-Ugh, no empieces con eso de nuevo, Care, ellas saben como son las cosas, no es como que les prometiera casamiento.

-¿Piensas enamorarte algún día siquiera?

-Claro que sí, es sólo que aún no llega la mujer adecuada-Dije.

-Pues ya has conocido bastante a más de la mitad del género femenino de nuestro reino...¿o es que ahora quieres empezar con las del reino vecino?

Mi cuerpo se tensó, no había pensado en eso, incluso a pesar de lo que acabábamos de descubrir, la idea de estar con alguien del otro reino me parecía imposible.

-No digas estupideces, Care, eso nunca pasara.

-Yo no estaría tan segura-Dijo ella mientras empezaba a caminar nuevamente-. A la princesa de Irasbett no la miras como al resto.

-Imaginaciones tuyas, hermanita-Dije, intentando restarle importancia.

Ella me dedicó una sonrisa burlesca cuando pasó por mi lado, ugh, hermanas menores, siempre veían cosas donde no las había.

O eso me hubiera gustado decir, pero nunca iba a admitir en voz alta la pequeña fascinación que sentía por Katharina, pero vamos, no pueden culparme, ¿Quién con un par de ojos en buen estado no se fijaría en ella?

***

-¿Se puede saber donde andaban?-Preguntó mi madre cuando Care y yo llegamos hacia ella.

Mi hermana y yo nos miramos, sus ojos levemente nerviosos, bueno, el experto en mentirle a nuestra madre (aunque no me enorgulleciera decirlo) era yo, por lo que coloqué la mejor sonrisa despreocupada antes de mirarla.

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