Cuida tu boca...

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Por que de la abundancia del corazón, habla tu boca.


La raíz de los problemas del hombre con su entorno, es su lengua. Sí, la lengua. Este miembro tan pequeño de nuestro ser está llena de 'veneno mortal' nos dice Santiago.

¡No hay hombre que pueda domarla! (Stg 3:8) Con ella bendecimos a Dios, y con ella maldecimos a los hombres (v.9) No hay verdad más clara que esta. Continuamente mentimos, manipulamos, criticamos, acusamos, menospreciamos! con nuestras palabras podemos edificar y hasta destruir la vida de alguien más.

Hoy en día usar palabras obscenas es tan común como tener Facebook. Muchas personas buscan llamar la atención a través de este vocabulario totalmente innecesario; porque en sí es muy desagradable. Y sobre todo, NO glorifica a Dios.

En otras palabras, todo lo que sale de tu boca, es contado. El Señor no nos creó para contaminar, y/o ser 'causa problemas'. Sino para ser instrumento de bendición para muchas personas que necesitan de él.

Las Escrituras nos dice que la palabra tiene poder. Nuestra responsabilidad es usar ese poder para cumplir el propósito de Dios. Lucas nos confronta en el capitulo 6. "Por que de la abundancia del corazón, habla la boca".

Así de sencillo. Todo lo que decimos, viene directo de nuestro corazón, cual lanza. Si alguien (por ejemplo) solo piensa en cosas sexuales, y hace cosas indecorosas, en esa persona Dios solo hallará perversidad en su corazón. Lo que habla esta persona definitivamente, no honrará a su creador.

Personalmente, he visto como personas que salen de la iglesia, salen de está y la media cuadra dan rienda suelta a su lengua! ¡Oiga! Dios está en todo lugar, y créame, ya escuchó todo el chisme. Para un hijo de Dios hablar de manera tan ligera es impropio.

La palabra nos amonesta a no ser personas que insulten el nombre de Dios. Mire es difícil, pero no imposible. Difícil porque cuesta mucho refrenar nuestra lengua. Como jóvenes somos propensos a dejarnos llevar por el mundo, el enemigo nos considera "débiles". La verdad es que TODOS, somos débiles; pero en Dios encontraremos nuevas fuerzas. Lo importante no es que seas débil ante el pecado, sino cuanto estás dispuesto a hacer para dejar de pecar.

La vida en Cristo, es una constante lucha. Cada día tendremos situaciones, problemas, demás. Es fácil decir "no se angustien" Pero es muy difícil no hacerlo. Pero, el Señor en su infinito amor quiere ayudarnos a tener ese gran cambio en nuestras vidas. Hoy los invito a tomar la determinación de seguir a Jesús y permitir que el Espíritu Santo obre en ustedes. Solos no podemos cambiar pero Dios todo lo puede.

Con el tiempo hemos sido dañados, heridos, y eso que sentimos lo transmitimos a los demás por medio de nuestras palabras. Somos groseros, impropios, causamos divisiones, y demás. Sin saber ofendemos a Dios. Porque maldecir (hablar mal) es pecado. Dios considera todo lo malo que sale de nuestra boca pecado. Al igual (mismo nivel) que el homicidio y el robo. ¿Lo sabias?

En oración. Reconoce ante Dios, tu padre, esta debilidad que tienes por las palabras, pídele perdón de todo corazón por todo lo malo que hayas causado con tus palabras. Y por las veces que tus expresiones han herido a otras personas, sobre todo a él. Finalmente, entrégale tu corazón para que el sane las heridas que hay en el. Dale las gracias porque el ya está obrando desde el instante que le hablaste.

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