"¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?"
(Romanos 10:14)
Bien podía haber escrito un libro explicando su fe, o tal vez dictar algunas conferencias temáticas para explicar sus más hondas creencias. Quizá, siguiendo la corriente moderna, podía haber creado un foro en Internet para polemizar sobre las verdades contenidas en la Biblia. Pero no, Peter Gunner se le ocurrió ponderar su esperanza de una llamativa y ecológica manera. Plantó miles de sauces en su terreno en Whitesmith, East Sussex, Inglaterra, que vistos desde arriba, aluden al pasaje de la Biblia contenido en Juan 14:6: "Jesús dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida". Más de veinte años de trabajo para cumplir su noble propósito. Jornadas y jornadas de dura labor con un solo cometido. ¡Cuánta dedicación a un proyecto! La obra de dos décadas que exalta la unicidad de Jesús, y anuncia Su virtud impoluta en veinte y ocho mil metros cuadrados de terreno.
Con sus más de sesenta años, Peter Gunner se abre paso en un mundo de confusión, proclamando el mensaje del evangelio de una forma peculiar, pero igual de poderosa. Sus sauces le sobrevivirán seguramente, y después de que ya no esté, seguirán predicando el mensaje que él quiso recordarle al mundo. Nos deja un legado y un reto. Gunner nos hace pensar en nosotros y en ¿qué estamos haciendo para proclamar las buenas noticias de Jesús?
No hay que ser un granjero europeo para proclamar al Señor, ni se necesitan un millar de sauces para hacerlo, aunque sí se requiere igual determinación y compromiso con la verdad bíblica. ¿Qué está silenciando a miles de cristianos que no se atreven a hablar de su fe? ¿Qué fuerza interna o externa está logrando que se queden, para ellos solos, la nueva de la salvación en Cristo? Tiemblo por aquel que retenga tan alto mensaje y silencie tan trascendental noticia (1 Corintios 9:6).
Usa tus propios sauces evangelistas, esas posibilidades que Dios te da a diario para anunciar Su nombre. Tu trabajo, tu manera de relacionarte, tu actitud ante tu familia, tu conducta en general. Esos son tus sauces, ellos deben evidenciar el mensaje que atesoras en tu corazón. No te amedrentes ante los obstáculos, ni bajes la guardia por las circunstancias poco prometedoras. Exalta a tu Señor, predica su Palabra y hazlo, de tal manera, que tu legado quede para beneficio de las siguientes generaciones.
Peter Gunner dijo al diario The Telegraph que cuando ve un avión que sobrevuela su propiedad siempre hace una breve oración esperando que vean el mensaje de sus sauces, y que alguien sea inspirado por él. Es buena idea, hagamos lo mismo. Acompañemos el mensaje con una oración silenciosa en favor de los que aún no conocen a Jesús. Dios, que escucha la oración y respalda su Palabra para ponerla por obra, no dejará que nuestra predicación quede sin efecto.
Somos evangelizadores a tiempo completo (2 Timoteo 4:2). Nuestro mensaje resucita el alma muerta de los hombres (Juan 6:63). Tenemos el privilegio de ser portadores del anuncio celestial de salvación. Prediquemos con entusiasmo de la cruz, de la tumba vacía, del Cristo exaltado hasta los cielos y del pronto regreso del Señor de la viña. No hay tarea más ilustre, ni causa más digna. Salgamos hoy a plantar nuestros sauces. Que cada ademán, palabra, actitud y sentimiento, encumbre el mensaje de que Cristo y solo él: "es el camino, y la verdad, y la vida" (Juan 14:6).
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Notas Con Dios
De Todo"Sin embargo, hay algo que no me gusta de ti, y es que ya no me amas tanto como me amabas cuando te hiciste cristiano. Por eso, acuérdate de cómo eras antes, y vuelve a obedecer a Dios. Deja de hacer lo malo, y compórtate como al principio. Si no lo...