¿Dime que ves? ¿Oportunidad o crisis?

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"Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestras desolaciones, y la ciudad sobre la cual es invocado tu nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias."

Daniel 9:18 (RVR1960)

Ciertamente la vida no es fácil para nadie. Todos tenemos momentos difíciles, pasamos por pruebas, por dificultades, por perdida, por decepciones; todos enfrentamos retos, tenemos planes y todos estamos en medio del cambio, porque nada es estático, todo cambia, se mueve, va hacia adelante, nunca hacia atrás. Pero entonces, donde está la diferencia? En que nos diferenciamos los cristianos del mundo? ¿Porque entonces nuestra Actitud, Reacciones y Respuestas no pueden ser las mismas del mundo?

Primero, porque no somos ya del mundo, aunque vivamos en él, segundo porque nuestra ciudadanía, nuestra identidad está en los cielos y tercero porque somos nuevas criaturas en Cristo. Ya no somos la vieja persona, hombre o mujer que éramos en el pasado, tenemos una nueva vida, nueva identidad, nueva ciudadanía, pero seguimos en el mundo, porque es aquí donde Dios quiere restaurarnos, renovar nuestra mente y nuestro corazón, es aquí donde servimos al Señor, dando testimonio de Él, siendo sal y luz para las naciones. Aunque el mundo siga viendo la misma imagen nuestra, (el cuerpo) no somos los mismos, somos una nueva criatura en Cristo, en El vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser, en El debemos permanecer y Dios vive en un eterno presente y es inmutable: es el mismo ayer, hoy y siempre.

Muchos de nosotros, sin embargo, aún no hemos entendido esto y seguimos enfrascados en el pasado, en el dolor que nos causaron, en el trauma que nos dejaron, en lo que tuvimos, lo que fuimos, lo que hicimos y erróneamente, estamos malgastando y desperdiciando lo que verdaderamente importa, el tiempo.

El pasado no existe y no podemos hacer nada para volver atrás, rehacer o corregir nada del pasado, lo único que podemos hacer HOY es perdonar, bendecir y soltar, dejar ir, sea lo que sea y enfocarnos en el PRESENTE, en el hoy, en cada día, porque de este presente y de la voluntad de Dios, depende nuestro FUTURO no solo en esta tierra, sino en la Eternidad. Cual pues deben ser nuestra Actitud, Respuestas y Reacciones? Ya vimos que todos en este mundo pasamos por crisis, dificultades, perdidas y problemas, pero cual entonces debe ser nuestra respuesta a la crisis? Si abrimos nuestros ojos y cambiamos nuestra actitud, vamos a ver en cada crisis, una oportunidad. Y todos, ante las mismas crisis, solo tenemos dos opciones:


1. Sentarnos a llorar, lamentarnos, sentirnos derrotados, darnos por vencidos, tirar la toalla, desistir, sentirnos miserables y humillados, creer que no somos amados, que Dios no nos escucha, no nos ama, nos ha dejado solos y finalmente, apartarnos de Dios, volver al mundo y ser peores que cuando estábamos en el mundo. Y es en este punto, donde se pierde la batalla de Dios y Satanás gana, vence y esclaviza nuevamente el alma del creyente, hasta que este despierte, se arrepienta y vuelva a buscar el camino de Dios o se pierda para siempre.

2. Levantarnos y Pelear la Buena Batalla, sabiendo que Dios nos llamó con un propósito y que está haciendo una obra en nosotros, que no va a dejarnos ni abandonarnos, ni a dejar comenzada o a medias y que a los que amamos al Señor todas las cosas nos ayudan a bien. Lo que nosotros vemos como una crisis, en realidad siempre es una oportunidad que Dios nos está dando para cambiarnos, para renovarnos, para restaurarnos, para llevarnos a otro nivel, para mostrarnos lo fuertes, inteligentes y maravillosos que podemos ser sus hijos si nos dejamos guiar por él, si no nos resistimos y nos dejamos formar en sus manos otra vez, para sacarnos lo que llevamos dentro, todos, hombres y mujeres de Dios, valientes y esforzados, que podemos ser útiles en las manos de Dios, para cumplir con el propósito con que él nos llamó.

Creerle a Dios, sabiendo que Él es la respuesta a nuestras necesidades, confiar en Él, sabiendo que nuestra vida está en sus manos; que tiene cuidado de nosotros, que nos ama, que su Espíritu Santo esta en control de todo; que las cosas pasan o suceden por algo; que nos está probando, formando, reformando y renovando; que es nuestro castillo fuerte, nuestro oportuno socorro en las tribulaciones y tiene un plan maravilloso para nuestra vida.

Él nos renueva, nos prueba, nos fortalece en Cristo y cuando estemos listos y sea su tiempo, nos restituirá, nos ha dado o dará las herramientas, los talentos y equipo para que nosotros los usemos, con sabiduría y conquistemos nuestra tierra prometida, reconstruyamos nuestra vida y edifiquemos nuestro futuro, hoy y mañana y cada día, en El, porque él es nuestro castillo fuerte, nuestro refugio, nuestro Dios y nosotros sus hijos.

Paremos pues de llorar y lamentarnos y levantémonos con el espíritu de su poder, a pelear y a conquistar nuestro territorio, por nuestros hijos, familia, amigos, vecinos y por toda la tierra, que debe ser llena del conocimiento y la Gloria de Dios, porque esa es nuestra Victoria.

"Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe." 1 Juan 5:4 (RVR1960)

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