Solo abrázame

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Ignazio:

Entraste al departamento azotando la puerta, aventando tus cosas, enojada, y estabas 85% segura de que estabas llorando. ¿Por qué? Porque tu jefe era un asco, y se la pasaba molestándote todo el día. Sus comentarios burlones te lastimaban cada vez más, y cuando te enfrentaste a él te despidió. "Es un idiota! Lo odio, Ignazio! No quiero verlo nunca más en toda mi vida!" Gritabas, sacando todo tu enojo. "Ese maldito asqueroso no sabe nada, no sé porqué es el jefe si no hace nada, todo lo hacen los empleados y él solo se rasca su inmunda panza gorda!" Te sentaste al borde de la cama junto a Ignazio. "Y ahora me quedé sin trabajo." Dijiste finalmente dejando salir unas cuantas lágrimas. "No llores cariño, tienes razón. Y no te preocupes por ahora en encontrar un trabajo, hasta que estés lista puedes ir y-." "Igna." Lo interrumpiste. "Solo abrázame, si?" Sonrió y rodeó tu cintura con sus brazos.


Gianluca:

Todo era felicidad. Felicidad, risas y alegría rodeaban a Gianluca cuando escuchó que el ganador del premio sería "Il Volo." Saltó de su asiento y abrazó a los chicos, y salieron corriendo al escenario para agradecer el premio. Su mirada nunca se despegó de la tuya cuando subió al escenario, como si se hubiera dado cuenta que olvidó abrazar a alguien – coff coff tu coff coff -. Cuando regresaron a sus lugares tomó tus manos y te levantó. "Que hac-." Te interrumpió con un abrazo. "Perdón por irme sin agradecerte, es que... estaba muy feliz y... de hecho aún no sé que rayos pasó." Besaste su mejilla y sonreíste. "No te preocupes, solo abrázame." Le dijiste al oído, abrazándolo fuertemente por la cintura.


Piero:

Otra pelea. Ya era normal, las últimas 3 semanas habían peleado casi diario. Pero la de esa noche fue diferente, fue peor que cualquier otra pelea, los gritos eran más fuertes, las palabras eran peores. Después de horas de estarse gritando Piero salió del departamento. Estabas ahora sola, sentada cerca de la puerta sintiendo que los ojos se te saldrían por tanto llorar. Eran alrededor de las 2 am, no te habías dado cuenta que te habías quedado dormida en el sofá de la sala, y escuchaste que alguien llamó a la puerta. Al abrirla te encontraste con Piero, un Piero con ojos rojos y temblando por el frío. "Lo siento." Dijo con la voz quebradiza. Te acercaste a él y lo abrazaste. "Ya no quiero pelear, no me gusta gritarte. Quiero estar contigo, quiero estar aquí y no hacer nada más que abrazarte." Dijo él abrazándote también. Le sonreíste y besaste tiernamente sus labios. "Entonces abrázame, solo abrázame. Todo está bien." Susurraste contra su pecho.



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