Superhéroe

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Gianluca:


Era imposible salir, las llamas avanzaban cada vez más rápido dejándote sin salida en una esquina de la habitación. Desde el quinto piso que estabas podías ver a los bomberos tratando de apagar el incendio pero no tenía caso, el fuego se multiplicaba cada segundo. La ventana frente a ti se rompió de repente, y entre las llamas pudiste ver que un hombre entró a la habitación. Se acercó hasta que estuvo muy cerca de ti. "¿Te encuentras bien?" Preguntó y te dio un trapo húmedo. "Vamos a salir de aquí, ¿ok?" Negaste rápidamente con la cabeza. "No podemos, todo está incendiándose." Tomó tu mano. "Yo te voy a sacar." Sentiste su brazo rodear tu cintura y de alguna manera llegaron a la ventana por donde el misterioso hombre entró. El salió y a la luz alcanzaste a ver que vestía con un traje diferente y que usaba una especie de máscara. Estabas débil por todo el humo que habías respirado, y salir por una pequeña ventana era complicado. Te sostuvo en sus brazos y te ayudo a salir. "E-estás... estás flotando." Comentaste sorprendida y sonrió. Estabas impactada con el hombre volador a prueba de fuego. Cuando te regresó a la tierra, aun en sus brazos te llevó hasta una ambulancia. "¡Espera! ¿Quién eres?" Le preguntaste antes de que se alejara demasiado, regresó hasta ti y susurró en tu oído. "Gianluca." Se alejó con un dedo sobre su boca, como pidiendo que guardaras su secreto.


 Ignazio:


Él te había salvado. No una o dos, si no varias veces. ¿Cómo? Esa era la pregunta. Cada vez que te sentías insegura o que necesitabas ayuda él aparecía de la nada. Cuando te encontró "casualmente" en tu auto descompuesto bajo la lluvia finalmente te invitó a una cita y claro, aceptaste. Estabas nerviosa, como no estarlo cuando es tu primera cita con un chico tan guapo como Ignazio. Pero había algo que no dejabas de preguntarte: ¿Cómo te encontraba cuando tenías problemas? Debería preguntarle. Pensaste, e Ignazio rio un poco. "¿Por qué te ríes?" Preguntaste confundida, a lo que contestó con una sonrisa. "Es gracioso que aún no me hayas preguntado, ¿sabes? Yo sé que estás muy confundida, porque cada vez que tienes un problema yo aparezco." No entendías a donde iba con todo eso. "Piensa en una pregunta." Aún confundida pensaste: ¿Cuándo es tu cumpleaños? Ignazio sonrió y contestó triunfante. "Octubre 4." "¿Cómo hiciste eso?" Preguntaste sorprendida. "Mi mente hace cosas muy raras." "Entonces no era coincidencia. Leías mi mente y sabías que necesitaba ayuda. Eres una especie de superhéroe." Se ruborizó. "Pero solamente me gusta salvarte a ti."


Piero:


Nadie, a excepción de ti, sabía sobre la habilidad especial de Piero. Y en realidad no se supone que debas saberlo, pero a quién engañas, la atención no es lo tuyo. Trabajabas en una tienda de productos para el hogar, y cuando cerraban tenías que quedarte para ver que todo estuviera en orden. Caminabas por el pasillo de las lavadoras de ropa, distraída, viendo hacia otro lado, cuando de repente alguien te empujó. Al voltear a ver quién era te encontraste con Piero, con una de las pesadas máquinas en los brazos. "Casi cae sobre ti... otra vez." Reíste avergonzada y una vez que dejó la lavadora en el suelo, Piero fue hacia ti. "Imagínate que no tuvieras súper fuerza, ya hubiera sido aplastada por una máquina para ejercicio, un refrigerador y ahora una lavadora." Bromeaste y besó tu mejilla. "Que te puedo decir, soy un superhéroe. "Lo abrazaste por la cintura y besaste su barbilla. "MI superhéroe."

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