Su hijo/a rompe algo de los chicos

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Gianluca:

Tenían una reunión en casa de Ignazio, solo tu, Gianluca, Marco e Ignazio. Marco era feliz con su tío Ignazio, ya que siempre le regalaba cosas (casi siempre galletas o dulces), y esa vez no fue la excepción. "¿Cómo está mi sobrino favorito?" Le preguntó a Marco, quién se estiraba para ir a los brazos de Ignazio. "Sabes que vamos a hacer hoy? Te voy a enseñar a tocar una canción." Ignazio sacó su guitarra, una de sus más preciadas guitarras, y la puso en una de sus piernas mientras sostenía a Marco en la otra. De hecho, no iba nada mal la clase hasta que Ignazio se descuidó y al dejarle la guitarra a Marco, la soltó y fue a dar al piso rompiéndose una parte que hizo que se reventara una cuerda. "Oh dios, Ignazio, amigo, perdóname por favor!" Se disculpó Gianluca quitando a Marco de las piernas de Ignazio y recogiendo la guitarra a la vez. "Ehm... fue mi culpa. Mala idea dejarle la guitarra a un niño de un año y medio." Dijo Ignazio, pero aún así se sentían culpables, y arreglaron la guitarra para que quedara como nueva.



Piero:

Lo que más le gustaba a Marie de estar de gira con su papá y sus tíos, era la atención que le daban. Al ser la primera niña que nació, era la nena consentida de los 3, pero lo era aún más de Gianluca, su padrino. A cualquier lugar que iban, Marie salía con un regalo de Gianluca: muñecas, peluches, osos, cualquier juguete que le gustara, Gianluca se lo daba. Pero hubo un día que Marie no quería juguetes, quería jugar con el iPhone de Gianluca. "Claro pequeña, tómalo." Le dijo Gianluca con una enorme sonrisa a la pequeña de dos años. "Gian, no tienes que dárselo, lo va a tirar y se va a romper. Créeme, ya me pasó." Le adivritó Piero, pero Gianluca no hizo caso. Tres minutos fueron suficientes para que del cuarto de a lado escucharas algo caerse y las carcajadas de Piero. Marie había tirado el teléfono, y la pantalla se había roto un poco. "Te lo dije! TE LO DIJE!" Le decía repetidas veces Piero a Gianluca, y éste último solo negaba con la cabeza.


Ignazio:

El tío Piero era el mejor, porque es gracioso y siempre quiere jugar. O al menos eso es lo que decía Alice, y cada vez que necesitaban que alguien cuidara a Alice acudían a Piero ya que Alice era feliz con él. "Ya sabes Piero, cualquier cosa nuestros teléfonos van a estar encendidos toda la noche." Le recordó Ignazio al entregarle a su hija junto con la maleta en la que estaban todas sus cosas. Ignazio y tu iban a celebrar su aniversario con una cena romántica, y Piero la cuidaría por esa noche. "Tranquilo, no quiero interrumpir cuando estén dándole un hermanito a Alice. Ahora vete." Piero corrió a Ignazio de su casa, para no volverlo a ver hasta el día siguiente. Cuando fueron por ella la mañana siguiente, pasaron un rato a la casa y notaron que los zapatos de Piero estaban afuera, y húmedos. "Qué hacen tus zapatos afuera?" Preguntaste. "Oh... es que... ayer Alice se los puso y decidió jugar en el lodo. Entonces tuve que lavarlos." Después de un silencio incómodo Ignazio y tu estallaron en risas, y Piero... bueno... él no.




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