Te regala flores

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Piero:

Piero sabía que hay semanas que son estresantes simplemente porque sí. Cuando el lunes tienes que trabajar hasta tarde, y el martes te encuentra con guías y papeles por todos lados, sabe que va a ser una de esas semanas. Te da tu espacio, porque lo último que quiere es estorbarte, pero también quiere que sepas que tienes su apoyo. Así que llega el miércoles, y encontró la forma perfecta para decirte que lo tienes ahí, a tu lado. "Hola, cielo." Te saluda al entrar, lo único que obtiene como respuesta es el sonido de tu pluma escribiendo sobre una hoja. "Estoy a punto de terminar, solo me falta leer un capí..." Te detienes al verlo acercarse a ti con un ramo de flores coloridas que logran que tus ojos se iluminen. De inmediato sonríes y dejas que te bese, sentándose junto a ti. "Pierooo..." te quejas. "Deja de ser tan lindo." Suelta una risa fuerte y besa tu cabello. "Quería aliviar un poco tu semana." Dice mientras pasa una mano por tu espalda, haciendo que cierres los ojos al sentir su tacto. "Gracias." Contestas casi susurrando. "Lo lograste." Recargas tu cabeza sobre su hombro unos segundos, para después leer ese último capítulo y tener el resto del día para Piero.


Ignazio:

Su departamento se había quedado en silencio después de los minutos en los que los pleitos casi lo destrozan. Llegaste al punto de no querer verlo, de decirle que se fuera. Sí, era su culpa, los dos lo sabían, pero Ignazio no quería admitirlo. Así que cuando te ve al borde de las lágrimas, diciéndole que necesitabas estar sola, lo entiende y sale. Había pasado media hora desde entonces, desde que se salió sin decir una palabra más para dejarte tu espacio. Cuando escuchas que la puerta se abre suspiras enroscándote en el sofá, preparándote para lo que sigue, pero en cambio aparece un ramo de flores frente a ti, e Ignazio se sienta sobre sus rodillas asomándose detrás de las flores. "Perdón." Tomas su mano y te paras, levantándolo contigo. "Fue mi culpa, no debí de haberme enojado." Agacha la cabeza, escondiéndola detrás del ramo, y sueltas una pequeña risita. Tu mano llega a su mejilla y le das un tierno beso en la frente. "Te perdono ésta vez." Tomas las flores para que no tenga donde ocultarse y lo besas, abrazándolo por el cuello. "Solamente porque amo las flores."


Gianluca:

Gianluca adora los paseos. Le encanta salir y explorar y conocer. No siempre pueden, a veces hay situaciones en casa que tienen que atender. Pero también hay veces en las que deciden escapar de esas situaciones, tomar el coche y manejar hasta donde lleguen. Generalmente son campos, donde se siente frío aunque estén a la mitad del verano por tantos árboles que hay. Es un ambiente completamente distinto a la ciudad, no hay una sola persona, el aire huele bien, y ni siquiera tienen señal en sus teléfonos que los distraiga con llamadas. Gianluca se sienta en el largo pasto, jalándote para que te sientes frente a él. Se quedan en silencio unos minutos, disfrutando de él. "¿Podemos vivir aquí?" Pregunta mientras se acuesta sobre tus piernas. "Me encantaría." Contestas jugando con su cabello. Su mano se estira para alcanzar unas pequeñas flores que crecen en el suelo, y cuando finalmente alcanza una se sienta y la pone detrás de tu oreja, deteniendo tu cabello con ella. "Perfecto." Besa tu nariz y luego tus labios. "Las flores te sientan bien." Bromea y ríes. Durante todo el día recoge las flores de distintos colores que va encontrando, juntándolas todas para al final del día regalártelas. Son todas de distintos tamaños, formas y colores, pero cuando las juntas en el florero de la sala, son el arreglo más hermoso que pudiste encontrar.

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