Maneras de decir "Te Amo"

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Piero:

["No, no. Yo invito."]

Piero era el lindo cajero del café enfrente de tu universidad, y tú solías pasar mucho tiempo ahí ya que el internet en tu dormitorio era basura. Piero sabía tu orden a la perfección; sabía que cuando pedías con azúcar tenía que ponerle dos cucharadas; y que al pedirlo con leche te gustaba que la mitad del vaso fuera café y la otra mitad leche. Así que sí, tal vez los dos tienen un enorme flechazo y no tenían idea que los dos sentían lo mismo. Pero lo que Piero sí sabía es la forma en la que tomas el café, la cantidad de azúcar y leche exacta, y también sabe que nunca lo tomas solo. Sabe que cuando llegas a pedir tu café sin leche ni azúcar algo no está bien. "¿Qué pasa?" Encoges los hombros y suspiras. "No pasa nada." Piero registra la compra y cuando estás por entregarle el dinero no lo quiere aceptar. "Hey... no... no, no te preocupes. Yo invito." Cuando ve que tus ojos se iluminan un poco y una pequeña sonrisa llega a tu rostro sabe que algo hizo bien. "No tienes por qué hacerlo." Contestas sin saber qué más decir. "Es lo menos que puedo hacer." Guardas el dinero y recibes el café. "Te debo un café, entonces."


Ignazio:

["Te acompaño a casa."]

No estaban exactamente en los mejores términos, nunca lo habían estado. Pero te enteras que Ignazio decidió enamorarse de ti, así que una salida grupal con el resto de sus amigos no era algo que esperabas con ansias. Pero llega el día y prometiste intentar pasar un buen rato, y en realidad no la pasas mal, sin contar las miradas de Ignazio cada dos minutos ni sus patéticos intentos por intentar hablar contigo. Porque cada vez que veías que se acercaba a ti solo gritabas "¡Shots!" Y todo mundo empezaba a tomar. Pero la noche no dura para siempre, y en un momento Ignazio ve de reojo que agarras tus cosas y te despides rápidamente. Decide seguirte sin decirle una palabra a nadie, porque sabía que tus amigas iban a detenerlo. Caminas lento, tratando de no caerte después de tantos shots que usaste para evitarlo. Poco sabías que esos shots te forzarían a estar cerca de él. "¿Qué haces?" Pregunta cuando ve que te alejas de él, caminando más rápido. "No recomiendan detenerse cuando un hombre te sigue por la banqueta en la noche." Sigues caminando con Ignazio un par de pasos detrás de ti, así que no puedes ver cuando rueda los ojos. "Después de tomar tanto no iba a dejarte caminar sola." Es tu turno de rodar los ojos. "¿Entonces decidiste aprovechar para empezar una amistad?" Ignazio no contesta. Después de unos minutos - y de que un par de hombres te chiflaran desde un carro e Ignazio tiene que gritarles un par de groserías - lo dejas caminar junto a ti. "Solamente te acompaño a casa, es todo." Una pequeña sonrisa escondida llega a tu boca, e Ignazio finge que no la ve.



Gianluca:

["Me recordó a ti."]

Cada día, alrededor de las 6 de la tarde, escuchabas el rítmico caminar de Gianluca subir escaleras jugando con sus llaves. Ese día, específicamente, era su segundo aniversario. Habían planeado una noche de quedarse en casa en pijama, pedir algo para cenar y, lo más importante, no darse regalos. Así que escuchas las llaves jugar con la cerradura de la puerta y segundos después te saluda en el sillón en el que estabas con un enorme beso. "¿Qué tal tu día?" Preguntas, y te responde con una caja cuadrada. Lo volteas a ver después de rodar los ojos. "¡Ya sé! Sé que dijimos que sin regalos, pero..." Cuando ve que lo estás abriendo se detiene. Al ver que el collar te gusta, besa tu mejilla. "...pero me recordó a ti." Pasas una mano por su cabello hasta llegar a su nuca y poder besarlo. "Eres un tonto." Con tu otra mano te estiras para sacar de atrás del sillón una bolsa que lee Adidas en el centro. "Y tampoco pude evitarlo." Gianluca deja salir una risa y te besa. "Somos un par de tontos."


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