5 - El temido Equipo Rocket

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Era cerca del mediodía y en la bulliciosa Ciudad Viridian, el calor comenzaba a elevarse del asfalto que cubría las calles cuando una gran cantidad de humanos salía un momento de sus trabajos para almorzar, corriendo para ser de los primeros en las largas filas que se formaban en los locales de comida rápida o para reservar una mesa, todo con tal de regresar rápidamente a sus puestos y no ser amonestados por sus respectivos jefes.

Ocupados en el tiempo y en criticar lo mucho que los explotaban en sus trabajos, ignoraban que una criatura los observaba atentamente desde la azotea del edificio más alto que podía encontrarse en la urbe. Poseía una estatura intimidante para cualquiera, de dos metros aproximadamente; su cuerpo era blanco a excepción de su larga cola, que era de un intenso color púrpura; y sus ojos, con una mirada severa y aguda, poseían un tono violeta fuerte y brillante. Desde su elevado escondite, podía estudiar el "ir y venir" que era la vida cotidiana de la mayoría de los residentes del lugar sin que nadie le molestara.

Entrecerró los ojos con recelo, meditando acerca del pensamiento que acababa de cruzar por su mente y molestándose por ello. Y es que desde su llegada a la ciudad, había caído en una rutina aburrida sin darse cuenta. Aquello no le gustaba, por supuesto, el sólo hecho de compararse con el hombre ojeroso y crispado por los nervios que cruzaba la calle en ese instante le provocaba un molesto escalofrío que recorría toda su espalda una y otra vez.

Suspiró con frustración y pesar entremezclados. Era momento de ocupar su tiempo en algo mejor, no sólo dedicarse a recorrer la ciudad día y noche —en especial en las que había Luna Llena— o de brindar ayuda a algún que otro humano en apuros —y sólo si se lo merecía, lo cual no era siempre el caso—; aunque eso lo había hecho tan pocas veces que podía contarlos con sus dedos... ¡y sólo tenía seis!

Justo cuando se preguntaba qué cosa podría renovale el ánimo, inyectarle algo de emoción a su vida, sus ojos fueron atraídos al mismo lugar al que muchos otros allá abajo estaban mirando. Se trataba de una humana joven, por su vestimenta y la bicicleta que arrastraba dedujo que se trataba de una entrenadora que iba de paso, como muchos otros antes que ella, pero lo que realmente curioso eran sus acompañantes: dos extraños pokémon, uno blanco y otro negro, que jamás había visto en su vida.

La altura le proporcionaba el beneficio de observarlos fijamente sin incomodarlos, pero no pasaba lo mismo con los citadinos, quienes no eran nada discretos señalando y cuchicheando cuando pasaban, logrando que la chica se sintiera incómoda. El pokémon blanco, por su parte, no tenía muy buen aspecto, como si estuviese enfermo; y el negro ignoraba por completo las miradas, caminando muy contento y despreocupado, era difícil decir si era por desconocer que era el centro de atención o porque, sencillamente, era tonto.

Lo cierto es que verlos había encendido su curiosidad, se sentía como si ellos lo invitasen a seguirlos, tentándolo. Sí, eso haría, los seguiría; pero no sólo por haber encontrado tan oportunamente algo que rompiera con la monotonía que se apoderó de su vida. No... Había algo muy peculiar en aquellos pokémon, lo que realmente le sorprendía de ellos y que a la vez lo perturbaba.

— "Tienen cierto parecido a... ¿Será que...? No, es imposible" —pensó ansiosamente, sacudiendo la cabeza para alejar las ridículas ideas que comenzaron a revolotear en su cabeza. Era demasiado imprudente de su parte sacar conclusiones tan pronto—. "Aún así..."

Pudo permanecer ahí y terminar de entregarse a una vida tranquila —y probablemente aburrida—, encontrando la "paz perpetua" en la falta de emociones, pero sintió que algo en su interior... una voz lo llamara, susurrándole al oído una canción que le advertía del error que cometería si decidía quedarse ahí. Suspiró; tenía que despejar al menos sus dudas con respecto a aquellos pokémon. Necesitaba saber de dónde venían, qué hacían ahí y si tenían relación con él de algún modo.

Pokémon EGN: Hoy es el fin del mañanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora