Moonghost se ofreció para escabullirse rápidamente en el Club de Fans de los pokémon y regresar el peluche de colección sin causar más revuelo. Lo que menos deseaban en esos momentos era que una horda furiosa de fanáticos los cazara por toda la ciudad.
La misión de devolución fue un éxito. Moonghost se aseguró de que los miembros se dieran cuenta del regreso del preciado muñeco de Skitty.
Dijo haber visto al Sr. Pokémon posar las manos sobre el vidrio y llorar de alivio. También que los demás miembros estaban preparando una ceremonia escalofriante, colocando velas alrededor de la urna donde reposaba el peluche y se fue cuando empezaban a entonar unos cánticos con melodía tétrica. Todos cuestionaron la veracidad de su relato.
Corrieron hasta el Centro Pokémon antes de que cerrara sus puertas al público. Necesitaban un lugar donde pasar la noche cómodamente, sin mayores sobresaltos, o esas eran las intenciones de la mayoría.
Aunque a simple vista todos parecían intactos, Dyfir le pidió a la enfermera Joy que les hiciera un chequeo para salir de dudas, siendo Mewtwo el único que rechazó rotundamente que siquiera se le acercaran.
Dyfir prefirió no insistir. Ya era una proeza que accediera a entrar al Centro sin rechistar. Además, se le notaba a leguas que no estaba de buen humor, lo delataba la tensión en la mandíbula y sus pupilas encogidas que a duras penas se notaban.
Ambos acabaron sentados en el comedor a esperar por los hermanos en absoluto silencio. Dyfir aprovechó de ordenar la cena de una vez, mirando de soslayo al enorme pokémon que veía con el ceño ligeramente fruncido a algún punto perdido en el suelo.
La joven no sabía qué hacer o decir para destruir un silencio tan denso e incómodo. Deseaba preguntarle qué le ocurría, que si algo le preocupaba podía confiárselo, que quizás así podría alivianar la carga que parecía llevar sobre sus hombros, pero... no se atrevía a hacerlo.
Aunque Mewtwo siempre la trataba con mucha cordialidad, ya había notado que no estaba tan a gusto con los humanos, así que era una pérdida de tiempo intentar hacerlo hablar con ella de temas fuera de lo banal.
Mewtwo era muy reservado, casi tanto como la mismísima Eve, aunque con la educación y el sentido común suficiente para mantener conversaciones civilizadas en lugar de tirar a morder como si fuera un salvaje. Tampoco es que necesitase recurrir a técnicas tan burdas de defensa, le bastaba con la imponente altura y su potente voz telepática para intimidar a cualquiera.
Era un pokémon tan singular como los hermanos, lo supo desde el momento en que saltó en su ayuda y le plantó cara al Equipo Rocket en Viridian. El poder de Mewtwo casi podía palparse y eso que Dyfir no era más que una simple humana. Estaba segura que Eve también lo sabía, incluso con una noción más amplia de su fuerza y por eso prefería ignorarlo en lugar de confrontarlo.
Quizás, por parecerle que era tan poderoso, comenzaba a preocuparse por él. Mewtwo se había entregado al Equipo Rocket por el bienestar de Eve y ella, en lugar de quedarse para pedir disculpas por lo sucedido, había vuelto a desaparecer. Era posible que la insensatez de Eve terminara por colmarle la paciencia.
Justo cuando suspiraba melancólicamente, sabiendo que nunca conseguiría que Mewtwo le confiara sus pesares, los hermanos entraron estruendosamente en el comedor. Ambos pegaron un respingo mientras corrían a tomar sus asientos, riendo con tanto gusto que borraron las preocupaciones respecto a Mewtwo que atribulaban a Dyfir.
Los seguía de cerca la enfermera en jefe del centro hospitalario.
— No hay nada de qué preocuparse, Dyfir. Estos pokémon están en perfectas condiciones. Sólo necesitan una buena comida y una cama muy mullida. Ya un Chansey está preparando su habitación, así que pueden ir a descansar en cuanto terminen de cenar—la enfermera, sonriendo alegremente, le entregó a la joven la llave de un cuarto junto al parte médico—. ¡Buen provecho!
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Pokémon EGN: Hoy es el fin del mañana
FanfictionUn extraño pokémon ha despertado de un milenario sueño, iniciando la cuenta regresiva para una batalla de la que dependerá el destino de todo ser vivo en la Tierra. Para evitarlo tendrá que despertar a sus doce hermanos. ¿Podrá lograrlo y encarar s...