El Bosque Viridian era bien conocido por la amplia gama de pokémon insecto que podía encontrarse dentro de sus límites. También, por ser el primer reto que los entrenadores novatos provenientes de Pueblo Paleta debían superar, ya que era un gigantesco laberinto natural, repleto de vida y frondosos árboles que no permitían que la luz del sol traspasara sus ramas y hojas fácilmente; sólo habían unos pocos claros y campos abiertos que se convertían en el desahogo de los viajeros, en especial si estaban perdidos o habían pasado días inmersos en el bosque.
Aunque no sólo la facilidad para extraviarse volvía al bosque un lugar de cuidado. Importantísimo era considerar a los pokémon oriundos de Viridian pues, aunque la mayoría eran especies inofensivas —perfectas para novatos—, también se encontraba una cantidad inimaginable de nidos y colmenas con insectos mucho más agresivos, que en enjambres eran peligrosos y mortíferos.
Año tras año, se acumulaban las historias de niños que se adentraron en su espesura y encontraron la muerte, ya sea encapsulados en miel sólida, al pie de un desfiladero o con el cuerpo consumido a causa de un potente veneno.
Pero ni tantos relatos nefastos, que tanto gustaba a los guardabosques contarles a los viajeros frente a la entrada del bosque, consiguieron socavar las intenciones de Eve. Ella aseguraba que podía sentir a uno de sus hermanos en el interior del bosque y nada podía con su determinación, ni le importaba la posibilidad de extraviarse. No tuvieron más opción que obedecer, aunque la idea no les hacía ilusión.
Recién comenzaba el cuarto día de su estancia en el bosque. Eve los hizo madrugar como todos los días, obligándolos a levantarse mucho antes de que el sol saliera. Los guío a través de arbustos espinosos, teniendo que esquivar las raíces de los árboles con apenas escaza luz, al menos hasta que ésta comenzó a filtrarse entre las hojas de las copas a medida que avanzaba la mañana.
Mientras ellos se ocupaban de su tortuosa marcha, Eve no dejaba de ir de un lado a otro sin descanso, escudriñando entre los arbustos, adentrándose en madrigueras vacías o sobrevolando la copa de los árboles y permaneciendo varios minutos ahí, en busca de algo que se negaba a mencionar a los demás.
Se detenía a palpar casi todos los troncos, murmurando maldiciones con profunda frustración, mirando con frenesí en todas direcciones hasta que se detenía en seco, cerraba los ojos y permanecía inmóvil por largo rato antes de retomar la marcha con mucho peor humor.
Desde su llegada al bosque, repetía lo mismo durante todo el día hasta el cansancio. Siempre buscando algo sin decirles qué era, en dónde o en qué estaba aquello que tanta ansiedad y enojo le causaba.
Aunque, a decir verdad, su prolongada estadía no sólo se debía a la infructuosa búsqueda de Eve; también Dyfir tenía algo que ver, pues llevaba su bicicleta a cuestas. La entrenadora se negó a dejarla en la casa del guardabosque, así que se mordía la lengua cada vez que quedaba atascada en los arbustos o tropezaba con las raíces.
Dyfir ardía en deseos de poder desahogar su estrés, aguantarse sólo le había conseguido moretones y rasguños por todas partes, pero ni siquiera dejaba escapar una queja con tal de no darle el gusto a Eve de tener la razón.
Por suerte, Moonghost siempre le daba una mano, tocando la bicicleta para hacerla intangible cuando se atoraba y ayudándola a levantarse si se caía. A los dos se les hacía tediosa la labor pero, a pesar de tantos problemas, tenían motivos para mantener los ánimos en alto. En realidad, sólo uno.
Antes de partir de Ciudad Viridian, fueron a disculparse con la enfermera Joy por los problemas causados, cosa que a Eve le pareció absurda e innecesaria. Según ella, no era su culpa que un grupo de "ladrones inescrupulosos e imbéciles" intentaran robarlos y arruinaran la preciada alfombra del Centro.
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Pokémon EGN: Hoy es el fin del mañana
FanfictionUn extraño pokémon ha despertado de un milenario sueño, iniciando la cuenta regresiva para una batalla de la que dependerá el destino de todo ser vivo en la Tierra. Para evitarlo tendrá que despertar a sus doce hermanos. ¿Podrá lograrlo y encarar s...