El Equipo Rocket logró colarse en los terrenos del laboratorio del profesor Oak, amenazando con llevarse a los hermanos a cualquier costo. Los pokémon de los criminales eran fuertes, Dyfir lo sabía de primera mano, pues si Mewtwo no hubiese intervenido aquella noche en Viridian ella no estaría ahí. La situación podía agravarse si no actuaban con cuidado, necesitaban derrotarlos rápidamente y llamar a la policía... ¡o a quien sea que llamara el alboroto!
A pesar de las circunstancias y de la terrible amenaza que suponían aquellos hombres, alguien se mostraba bastante renuente, tanto que incluso los del Equipo Rocket intercambiaban miradas de extrañeza entre ellos mientras escuchaban la conversación.
— ¡No, no y no! ¡Me niego a complacer este tipo de comportamiento! —exclamó Flowar negando efusivamente con la cabeza, cruzándose de brazos en muestra de absoluta testarudez—. La violencia no soluciona los problemas, estoy totalmente en contra de esto. Todo se puede solucionar con palabras y no con golpes.
— ¡¿Qué estás diciendo?! —bufó Dyfir con genuina incredulidad—. ¿No escuchaste? ¡Quieren llevárselos! ¿Acaso sabes algo de lo que hacen estos tipos a los pokémon?
— ¡Ay, qué contrariedad! —suspiró Moonghost con cierto pesar, rascándose la cabeza y dedicándole una sonrisa nerviosa a la joven entrenadora—. Verás, Dyfir... a Flowar no le gusta pelear, es algo así como... pacifista.
— ¡Y a mucha honra! —añadió Flowar inflando el pecho con orgullo.
— T-tiene que ser una broma... —Dyfir apenas habló con un hilillo de voz, aquello no podía estar sucediendo.
— Si fuera una broma ya te estarías riendo —dijo Moonghost entre risas, pero ante la mirada asesina de la chica tuvo que morderse la lengua, recuperando la compostura en un santiamén—. Lo siento, lo olvidé por completo. ¿Segura que no te lo había dicho antes?
— Obviamente, no —siseó Dyfir rechinando los dientes.
— Esto es más patético que entrenar nuevos reclutas —comentó el que se identificó como R1, acomodándose los pequeños lentes de sol redondos que usaba.
— De acuerdo... está bien... no importa... —musitó Dyfir aspirando grandes bocanadas de aire con cierto nerviosismo—. Yo me encargaré del Houndoom y tú, Moonghost... no sé, escoge a quien quieras, tenemos que arreglárnoslas —el fantasma asintió con entusiasmo, lanzándose a la batalla justo cuando la chica le dio la primera orden a su Furret, señalando su objetivo— ¡Ataque Rápido!
Tretsenl vociferó con entusiasmo y salió disparado a gran velocidad contra el Houndoom. El perro cornudo gruñó mostrando sus filosos colmillos, esquivando al hurón por los pelos cuando su entrenador se lo ordenó.
— ¡Hoy cenas peluche al carbón, Houndoom! — exclamó R3 riendo entre dientes.
Este fue el modo en que el perro recibió la orden de atacar. Las ascuas saltaron en sus fauces, liberando un Lanzallamas que se generó en lo más profundo de sus entrañas, dirigiéndolo directamente al hurón. Tretsenl no tuvo oportunidad de esquivarlo del todo, chillando de dolor al sentir el calor y el olor de su lustroso pelaje chamuscado. Corriendo rápidamente de vuelta a los pies de su entrenadora, Tretsenl se afligía por el daño recibido, pero en sus pequeños ojos se veía la determinación de continuar.
Dyfir maldijo por lo bajo al ver el pelo ensortijado y ennegrecido de su pokémon. No sabía qué hacer, esos pokémon atacaban a matar, ella no estaba preparada para enfrentarse a tales cosas.
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Pokémon EGN: Hoy es el fin del mañana
Hayran KurguUn extraño pokémon ha despertado de un milenario sueño, iniciando la cuenta regresiva para una batalla de la que dependerá el destino de todo ser vivo en la Tierra. Para evitarlo tendrá que despertar a sus doce hermanos. ¿Podrá lograrlo y encarar s...