Por favor, no me olvides. [ TMR-Minho antes de llegar a el laberinto]

CAPÍTULO 6

[Minho]

Pasaron tres semanas del cumpleaños donde conocí a Tara. Maddie confía en que no tengo contacto con ella, pero se equivoca. Está tan cegada por su amor hacia mi que no se da cuenta que poco a poco me estoy alejando de ella, que poco a poco otra persona va ocupando su lugar, que Tara está ocupando su lugar.

Tara es interesante, misteriosa y hermosa. Cada palabra que sale de su boca suena espléndida y exótica.
Es a ella, es a ella a quien quiero a mi lado, haciéndome compañía todas las mañanas. Por ella me alejaría de toda mujer y persona existente del mundo, por ella haría lo que fuera. Ya no quiero a Maddie, no. Ahora quiero a Tara, y sé que ella me quiere también.

Tara: Buen día.

Minho: Amanecí bien.

Tara: No te lo pregunté.

Minho: Pero sé que ibas a hacerlo.

Tara: Ah, ¿Si?. ¿Como sabias?.

Minho: Comienzo a formar parte de ti.

Tara: ¿Eso crees?.

Minho: Claro.

Tara: Puede que tengas algo de razón.

Minho: ¿Algo? o ¿Demasiado?.

Tara: Algo demasiado.

Minho: Jajajaja. Y bien, ¿Harás algo hoy a la noche?.

Tara: No. ¿Quieres venir a mi casa?.

Minho: Al fin me invitas.

Tara: Creí que ya era hora.

[Tara]

-¿Donde se supone que es mi casa?-.

-Tranquila Tara, ya nos ocupamos de todo, esta es la dirección- me extiende un papel, y le paso lo que está escrito a el asiático por mensaje.

-Tara, debes hacerlo rápido, queda poco tiempo y todavía faltan muchos jóvenes más-.

[Minho]

No es fácil escapar de Madison, pero aún así lo hago para ir a la casa de Tara. Tengo que tomar un taxi para llegar a su casa, vive bastante lejos de mí. Nisiquiera sé como siempre nos cruzamos por donde vivo yo.
Llego a su casa al atardecer. Tocoo el timbre tres veces hasta que Tara me abre la puerta.

-Pasa-.

-Bonita casa- sonrío.

-Era de mis padres, ellos murieron en un accidente de avión. Es por eso que nunca te había comentado de ellos, aunque insistias. Y también es por eso que no te había invitado a venir hasta ahora...- noto la tristeza en sus ojos. Y no puedo evitarlo, tomo su mano y la miro. Ella también mira como nuestras manos se unen lentamente, después entrelazamos nuestras miradas y ya no aguanto, la beso, y otra vez vuelvo a sentir sus dulces y suaves labios pegados a los míos, como la primera vez, como hace tres semanas en ese cumpleaños, solamente que esta vez puedo hacerlo libremente, ya no me importa que Maddie esté cerca, ni la fiesta, no todo lo que está a nuestro alrededor. Esta vez sólo me importa ella , solamente ella.
Tara me acompaña con el apasionado beso mientras toma mi cabeza con una mano y acaricia mi mejilla con la otra.

-Te amo- me susurra en el momento que nos separamos para tomar aire.

-Yo a ti mucho más- le digo dulcemente.

Comemos algo y hablamos hasta que se hacen las diez de la noche.

-Creo que es hora de que me vaya. Ya es tarde y tengo un largo camino a casa-.

-Está bien-.

Tara me acompaña a la puerta, pero cuando la abre, dejando ver el exterior, nos encontramos con un panorama terrorífico. Una gran tormenta se avecina y poco a poco la lluvia empieza a caer, hasta formar una cortina de agua acompañada de granizo. Es imposible que me vaya.

-Deberías quedarte un rato más- me dice Tara.

-¿Y si no cesa?-.

-Entonces... te quedas a dormir-.

-Que la tormenta no pare más- susurro para mi mismo.

-En ese caso, ¿Donde dormiría?- le pregunto.

-Conmigo- me besa nuevamente.

Yo la abrazo, y sin cortar el beso, Tara cierra la puerta y nos vamos a su habitación.
Por un momento pienso en Maddie, esto está mal. Cuando vuelva a casa voy a dejarla. A pesar de todo es una buena chica.