¿Un Rapto?

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El concierto en Montevideo superó todas las expectativas. Uno de los estadios más míticos del fútbol internacional, el Centenario, se vino abajo cuando One Direction apareció en el escenario. Arrancaron como siempre, con <<Midnight Memories>>, que enlazaron con <<Little Black Dress>>. Una a una fueron ofreciendo al público sus canciones más deseadas hasta cerrar con su himno, <<Best Song Ever>>.

Un paso adelante en la gira, una nueva experiencia para miles de fans que compartieron no solo esas canciones sino también su vínculo personal, emocionalmente exclusivo, con el grupo.

Álex tomó las fotografías durante las primeras canciones, dejó la cámara en consigna y se mezcló con el público. Lo venía haciendo desde el principio. Sus amigos del Club 1D le habían convencido de que, si quería sentir el auténtico pulso de un concierto, si quería descubrir la esencia de la experiencia 1D, lo mejor que podía hacer era dejarse de zonas VIP y saltar al césped de la pista para mezclarse entre las Directioners que bailaban y cantaban. Y tenían razón: donde allí el concierto era distinto, casi como si fuera otro. Ver a Harry y compañía de cerca, y no solo por las pantallas de video, contagiaba a mucha más energía. Y estar rodeado de miles de Directioners dando saltos era agotador, pero único.

Ser fans es eso, no solo saberlo todo de tus ídolos sino compartir una experiencia emocional demasiado intensa.

Sin embargo, aquella noche, allí del estadio Centenario, Álex, muy observador, se dió cuenta de que había algunas presencias extrañas que no parecían participar de aquel delirio colectivo, hombres que estaban allí como observadores ausentes. Uno, dos , tres, contó unos diez repartidos por aquella zona del césped, entre la gente. Era muy posible que hubiera unos cuantos más. Eran indistinguibles a primera vista porque iban vestidos de manera informal y eran jóvenes que podían pasar perfectamente por fans.

No los había visto nunca y tenía la sensación de que flotaban en el ambiente aquellas amenazas de Internet. Álex pensó que debía avisar a los de seguridad de su presencia. Antes de regresar a backstage, les tomó algunas fotos con el móvil, discretamente.

Ni él mismo supo cómo sucedió lo que pasó a continuación.

Nadie se dió cuenta de lo que estaba ocurriendo.

El público estaba volcado, desgañitándose con el estribillo de <<Live while we are young>>, bañado por los potentes haces de luz del escenario.

En cuestión de segundos se le echaron encima dos sombras enormes y cuatro manos muy ágiles le palparon la ropa, cacheteándolo. Álex no tuvo tiempo de nada. Sin saber cómo, se encontró sin móvil, con las manos esposadas a la espalda y agarrado por dos gorilas sordos que se lo llevaron a rastras sin decir ni una palabra.

Por mucho que gritó, por mucho que intentó resistirse, no consiguió siquiera que parpadearan.

Lo metieron dentro de un empujón en una furgoneta y se lo llevaron.

Aquello no podía estar pasándole a él.

No podía ser, no podía ser...


One  Direction: La NovelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora