Broken Glass

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Solías sentarte a mí lado, mirarme sonriente y compartíamos la clase entre pequeñas bromas; la mayoría las empezabas tu porque ambos sabemos que no soy de los muy alegres por las mañanas.

Se supone que te sentabas conmigo sólo cuando llegabas extremadamente tarde y el único asiento vacío era al lado mío, pero algún día, sentarte a mi lado era la prioridad y no la última opción. Sé que mis comentarios sarcásticos suelen atraer, a pesar de mi falta de sonrisas y poca comunicación, pero en ese momento pensé que algo pretendías para estar allí a mi lado cada día.

Lo nuestro se basaba en hablar mal sobre el profesor, o reírnos de las estupideces que decían tus amigos, ¿por qué tuviste que transformar nuestro compañerismo en algo tan íntimo al comenzar a contarme sobre tu vida?


Siempre fuiste uno más del montón, siempre fui para ti uno más del montón. Pero la cuestión estaba en cuando te sentías mal, cuando te peleabas con tu novia, cuando tu madre te castigaba por estupideces, ¿quién estaba allí?

Me buscabas en las malas, me buscaste en las buenas, me buscaste muchas veces y no éramos ni siquiera amigos, unos simple compañeros de colegio.

No eramos amigos, no eramos novios, no eramos nada, ¿qué eramos, Louis?  

Siempre supiste mi nombre, siempre supe el tuyo pero nos interesaba más saber nuestras historias, nuestros demonios.

Me esforcé mucho tiempo en mantenerme alejado del resto, lo había logrado, ¡te lo juro!. Pero llegaste, me contaste lo que te traía atormentado y ¿qué podía hacer yo mas que escucharte?

Comenzaste a contarme aquél día que temblabas de los nervios, ese donde tus rodillas no paraban de chocar con las mías, cuando tus manos tocaron las mías más de una vez; el día que tu madre descubrió lo que venías haciendo.

Es decir, en el colegio, o por lo menos en nuestro salón, ¿quién no sabía que fumabas marihuana como un loco y que te metías una mierda blanca por la nariz?


Ya la cuestión de las drogas en normal para nosotros, muchos de ustedes (me refiero a tus amigos) lo hacen diariamente, pero está mal, nene, muy mal. Y lo peor, y por lo que te digo lo terrible que es lo que hacías, es porque sabías cuánto daño te causabas a ti mismo.  

Nunca pregunté tu edad, te mantuviste al margen sobre la mía también, pero sabía tanto sobre tus años de felicidad, los de libertad completa, cuándo fue que tu vida comenzó a caer.

Hubo un tiempo donde me cerré, dejé de contarte mi historia, mi pasado y yo era tu sostén porque si yo no te tenía, caerías en cualquier momento. En el momento más trágico yo derramé lágrimas cuando me contabas, yo tomé tu sufrimiento y lo hice propio y te aliviaste, dijiste que amabas tener a alguien que te entendiera y dejara de contradecirte.

Siempre odié tus costumbres, odiaba verte perdido y con los ojos rojos y cerrados por toda esa mierda en la que te metiste. En serio me angustiaba verte sonriendo como tonto sin saber bien qué pasaba y qué no, pero ¿quién era yo para decirte que no lo hagas? Sólo Harry, el chico al que le contabas tus problemas.

Yo guardaba los míos bajo mi manga, ocultados bajo pulseras que nunca notaste. En ese momento me dijiste que veías la tristeza en mis ojos y que agradecías tanto que esté ahí, dándote mis palabras, a veces duras, pero sinceras, a pesar de todo.

Uno simplemente puede aceptar tus momentos, su vida en silencio. El sufrimiento que la vida en sí trae consigo tan callada, tan como un secreto, o podés buscar un hombro donde llorar.

Eramos el blanco y el negro, dos ejemplos clarísimos de los dos tipos de reacciones ante una mala vida.

Yo era tu apoyo y yo sufría lo mío en silencio.

Y después desapareciste de mi lado. No me mirabas, no me decías ni una palabra. Puede que no lo sabías, porque siempre fui muy cerrado, pero nunca ando detrás de las personas. Nunca voy a buscarlas cuando se alejan. Las dejo ser.

Entonces hice de cuenta que nunca me habías contado al borde del llanto que querían llevarte a un lugar de rehabilitación, hice de cuenta que no sabía nada sobre tí consumiendo algo más que sólo marihuana, me hice el tonto sobre absolutamente todo y pareció no importarte.

A mí tampoco me importa.

No todos te entendían, supe de varios que criticaban tu vida, tu forma de vivirla, de destruirla; pero yo nunca te juzgué ni critiqué. ¿Qué te hizo alejarte tan abruptamente?

Bastó cruzarnos en una fiesta que habían organizado los del salón por fin de año para que vuelvas a mí, borracho y hundido en todo tipo de vicio, ahogándote en llanto, arrepentido.

Y yo estuve allí para tí, te dejé abrazarte a mí, te dejé sostenerte en mí, dejé que me utilizaras otra vez; porque puedo ser muy Harry Styles el chico de mala cara siempre que lo quieras, pero aún así tengo un corazón.

Te aparté del ruido de la música, de las voces felices y te llevé a una habitación tranquila, segura, protegiendo esa dignidad que decías perder si te veían llorar.

Louis, nunca voy a poder olvidar la forma en que me mirabas, la manera en la que me sostenías, como si yo fuese el que lloraba desconsoladamente. La forma en la que me dijiste que no te querías esconder más, que era momento de ser tú mismo y me besaste, como primer experimento. 

Luego sólo fue el fin de nuestros días viéndonos diariamente. Iríamos a distintas universidades, haríamos cada uno nuestras vidas.

No te amé. No me amaste. No hubo nada de por medio. Sólo una división de caminos que terminó en lo que somos.

Louis, un chico con un pasado feísimo y un presente decente. Y Harry, un chico con su pasado palpitando día a día en el presente. 

Yo, Harry, extrañándote, deseando que lo nuestro haya significado algo. Tú, Louis, olvidándote de quién te mantuvo cuerdo y siendo feliz pasando de mí.




[Me han dicho que escribo cosas sin sentido y "de la misma temática" muchas veces pero ya lo dije, hace mucho, yo escribo y subo por mí, no por nadie en particular. Sé que a nadie le importa esto pero quienes me han dicho cosas de ese tipo por favor, entiendan que no me importa. Espero tengan un lindo día (:]






Historias cortas y One shots. [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora