Estaba perdido.
Perdido en tus ojos, en cómo brillaban a la luz del sol, cómo se transparentaban con los rayos, cómo parecían el mismísimo mar sereno. Azul como ninguno.
Perdido en tu sonrisa ladeada y hechizante que con tan sólo verla me hacía sonreír por todo el día.
Perdido en ese cabello castaño, despeinado, loco. Me traía soñando el acariciarlo y hacerte dormir en mi regazo en el acto.
Perdido por tu voz; suave al dirigirse a mí, hiper-activa al hablar con tus amigos, chillona y chistosa al hacer bromas a la clase. Queriendo, deseando con todo mi ser escuchar una y mil veces mi nombre salir de entre tus labios, con tu voz dulce y con cariño. Quería oír un "Harry" cargado de amor. Quería oír esa voz tuya decirme un tranquilo y susurrado te amo.
Tan, pero tan perdido en tu calidez, en cómo mi cuerpo reaccionaba a tu cercanía, a cómo tu cabeza en mi hombro al ver películas se sentía, cómo tus abrazos casuales me hacían sentir.
Completamente perdido en tu personalidad tan explosiva, tu mente brillante con chistes a todo momento, el sarcasmo ocasional, la dulzura característica con la que le hablabas a quienes eran buenos contigo.
Estaba tan perdido en todo ti, desde las miradas que me regalabas, los guiños en el pasillo, los labios finos y suaves, las cejas traviesas, que no vi lo perdido que también estabas.
Y no en mí, lamentablemente.
Te abriste a mí y pude ver tu desconfianza, comencé a notar la cantidad de sonrisas falsas que regalabas al día, cómo ocultabas tus problemas reales en los chistes más tontos, noté que me mirabas con envidia a veces, comprendí que querías tener una vida como la mía, porque estabas harto de ser como eras.
Quise ayudarte a encontarte a ti mismo. Que comenzaras a pensar que valías la pena, que todo lo que hacías tendría una razón y consecuencias positivas. Que tus chistes y sonrisas alegrarían a alguien, que podrías sacarle provecho a tu espléndida personalidad y ser feliz alegrando a otros.
Te expliqué cuan perdido me tenías por ser cómo eres, tanto exterior como internamente.
Fue difícil, siempre es difícil, pero aceptaste el camino que tenías que recorrer, volviste a tu sendero y me aceptaste caminando a tu lado para buscar nuestro camino, para dejar de perdernos, o, quizá, empezar a perdernos juntos.
[No sé qué es esto, pero salió de la nada.]